Universo de letras, septiembre 2022
¿Para qué habitar el mundo real? La ópera prima literaria de un músico argentino que acaricia la categoría de … obra maestra.
Editorial Universo de Letras se complace en anunciar la publicación de una novela radiante y primorosa, literatura de muchos quilates, capaz de observar sutilmente las relaciones humanas de un grupo de veinteañeros en un mundo cambiante
Gustavo Fiumano (Buenos Aires, 1980) gusta en autodenominarse estudiante inconcluso de diversas carreras, ávido lector, cinéfilo, melómano y viajero. Desde ahora habrá que añadir el adjetivo de escritor excelente, ya que acaba de sacar al mercado una novela que no puede calificarse de otra forma que no sea un festín literario en toda regla. La inquieta Editorial Universo de Letras, perteneciente al Grupo Planeta, no ha dudado ni un segundo en sumar a Fiumano para su porfolio de autores y tiene confianza en que esta primera obra desencadene la respuesta comercial que corresponde a un volumen magníficamente escrito.
La trama que nos expone es aparentemente simple. El hallazgo literario se encuentra en la manera de contarla, porque, en realidad, la forma expresiva es todo. Nos encontramos ante una historia de amor que surge entre un profesor de Historia y una aspirante a escritora. Los amigos de ambos son veinteañeros, como los dos grandes protagonistas, y se mueven en la actual sociedad de comienzos del siglo XX. Las idas y venidas emocionales, el humor ácido y elegante, la ternura latente en cada deseo de tocar la felicidad y, sobre todo, unos diálogos amenísimos, con retranca e hilvanados con profunda amenidad y hondura, convierten ¿Por qué habitar el mundo real? en una novela sorprendentemente madura y muy atractiva. Como señala el propio autor: «Mi obra es un tango entre San Telmo y Malasaña, danzándose sobre la cornisa de una era».
Pongamos un ejemplo de esta prosa tan prodigiosa: «No era particularmente glotón. Sin embargo, en más de una ocasión había pecado de goloso, culpa de la inconmensurable atracción que sentía por las cosas dulces. Como la vez que cuando niño se comió en solo media hora la torta de cumpleaños que su madre le había hecho y guardaba en la heladera para la fiesta que le harían en su honor esa noche. Los veinte avemarías y doce padrenuestros que debió rezar frente al altar como penitencia no hicieron demasiado para aliviar los ocho sopapos a mano abierta que su madre le había surtido en el cachete». Mucha calidad, no hay dudas.
Hay que tener en cuenta que Fiumano ya ha demostrado largamente que atesora el don de la creación y de poder emocionar. No en vano ha compuesto más de un centenar de canciones desde que conoció a Sabina, Calamaro y Charly García, de los que recibió una fuerte influencia. «Esa conexión con la música se ve intensamente reflejada en mi creación literaria y no de manera casual», destaca el bonaerense. Teniendo en cuenta que estamos ante un autor al que haríamos bien en no perder de vista, no está de más conocer algo más de su biografía y gustos: «Pasé la mayor parte de mi infancia entre canciones de los Beatles, partidos de Boca y cómics de Mafalda». Empleó los meses iniciales de la pandemia para dar forma a ¿Por qué habitar el mundo real? Una decisión que, sin duda, el público agradece.
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