Universo de letras, octubre 2024
Hamor, un camino hacia la humildad, la poderosa obra que te muestra por qué ser humilde es el camino que te lleva a Dios.
La siempre inquieta Editorial Universo de Letras apuesta con convicción por un libro personalísimo, alejado de lo que se espera de un tratado académico: la intelectual Rosario Lovera Sánchez de Puerta nos lleva de la mano a conocer el verdadero amor.
El diccionario oficial de la Real Academia de la Lengua Española nos dice que la primera acepción del concepto humildad es: «Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento». Como punto de partida no está mal, pero es necesario disponer de una antorcha que ilumine el camino para saber cómo implementar este concepto en nuestra vida diaria, cuando del conocimiento y disfrute de la experiencia amorosa se trata.
No olvidemos que el amor es la energía más poderosa y expansiva que existe en el universo, por lo que haríamos todos bien en darle el uso adecuado. Rosario Lovera Sánchez de Puerta (Córdoba, 1949) es una pensadora excelentemente formada que ejercido la docencia a lo largo de un puñado de años y que siempre ha incidido en la necesidad de orientar la acción docente a la formación integral del alumnado. Después de muchos años de experiencia y observación, ha decidido condensar toda su sapiencia en un libro personalísimo, en el que se desnuda espiritualmente y pone el foco en la necesidad de ser humildes.
«El humilde es consciente de que existe una verdad en su vida, reconoce lo que le ha sido dado y lo que le ha sido negado. Esto último lo reconoce en otros. Pero no por eso añora lo que no tiene, ya que ve la verdad, la tierra de la que ha sido hecho», argumenta la autora.
En esta línea, insiste en la necesidad de que la sociedad actual comete un error si decide matar a Dios y sacarlo de la ecuación vital: « No cabe duda de que quien tiene a Dios, quien está de acuerdo con lo que he dicho al principio, tendrá muchas más posibilidades de ser feliz. Esto es así, porque la felicidad tiene mucho que ver con la fidelidad a uno mismo y esto sólo es posible, si reconoce que Aquél que le ha dado la vida es dueño de ella».
A lo largo de unas páginas enormemente luminosas, la autora nos lleva de la mano, como si de una conversación con una amiga íntima se tratase, para hacernos ver la inconveniencia de considerarnos unos soberbios y situarnos por encima de Dios. El actual control sobre los recursos y la tecnología que aparentemente nos facilita la vida nos puede hacer perder la referencia principal que supone el origen y sentido de nuestra presencia en la Tierra. La esperanza cristiana brilla con luz propia en un libro sanador y sin complejos. Atrévase a leerlo
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