NUESTRA OPINIÓN …
Siempre es un placer perderse en las páginas de una novela de Rosario Raro. Lo venimos haciendo desde que la descubrimos hace ya unos cuantos años con motivo de su primera novela Volver a Canfranc, una novela que hemos recomendado mucho, y Prohibida en Normandía no ha sido una excepción.
En Prohibida en Normandía, Rosario Raro recupera la figura de Martha Gellhorn, una periodista que por derecho propio tendría que ocupar un lugar destacado y que siempre quedaba eclipsada y se la identificada solo por ser la exmujer de Hemingway. Un hecho que como mujer no solo le pasó a ella, y aun hoy en día sigue pasando a muchas mujeres, ya que a cuantas mujeres muy válidas a veces se las conoce no tanto por sus méritos propios sino por ser la mujer de, la hermana de, la hija de, como si no tuvieran o tuviéramos capacidad o entidad propia y no fueran o fuésemos nada por nosotras mismas.
Rosario Raro nos sumerge en una trama que comienza cuando Martha Gellhorn es herida durante el Desembarco para volver hacia atrás unas semanas y relatarnos cómo decide y se las ingenia, para poder presenciar los hechos y escribir de primera mano su crónica. Aunque el ejército ha prohibido acreditar a las mujeres corresponsales de guerra para puedan acceder al lugar donde va a tener lugar el desembarco, ella lo conseguirá e iremos viviendo sus hazañas así como su posterior viaje para abandonar Francia y que no la detengan.
En este punto tengo que decir, que me ha encantado volver a Canfranc, aquel lugar del que quedé enamorada con la primera novela de Rosario Raro y al que ya estoy tardando en visitar.
Y es que uno de los puntos fuertes de esta novela es esa ambientación con la que la autora consigue que te sientas que estás allí y vivas la historia.
En Prohibida en Normandía, Rosario Raro se basa, precisamente, en esa etapa de la vida de Martha Gellhorn para mostrarnos cómo era esta mujer, valiente y decidida, que vivió muchas guerras y sobrevivió a todas, que no pensaba en lo que la convenía sino en contar la verdad aunque esto le causara muchos problemas y hasta llegaran a acusarla de antipatriota.
Martha Gellhorn era una mujer que siempre luchó para que se reconocieran sus méritos y los de las mujeres que tenían algo que aportar a la historia y no ser un apéndice de nadie. Cuando creía en algo, nada se le ponía por delante, como sucedió cuando quiso contar como reportera de guerra el desembarco de Normandía viviéndolo en primera persona y no a través de los ojos de otros como sucedió con algunos reporteros que no se movieron de un despacho o una habitación de hotel; y cómo el medio para el que trabajaba prefirió publicar las crónicas de su exmarido que parece que ni siquiera estuvo en el desembarco, antes que la exclusiva que suponía publicar el texto de Martha, que lo había vivido en primera persona cuando lo recibió, relegando así su artículo y silenciándola.
Y no solo entonces fue eclipsada por un mundo de masculinidad y poder. También cuando se decidió a publicar un libro con todo aquello que había escrito durante aquel período, y que pese al valor periodístico que hubiera podido tener no le editaron. Unos artículos que ponían de manifiesto y recogían las importantes labores que llevaban a cabo las mujeres en aquellos acontecimientos y que pese a ello eran tratadas con desdén y permanecían invisibles en la historia, mientras que los hombres por mucho menos eran condecorados. Un libro que, en aquel mundo de hombres en el que el ejército había negado las acreditaciones a las mujeres corresponsables de guerra, permaneció en el olvido hasta muchos años después.
Prohibida en Normandía es una novela muy bien documentada, en la que realidad y ficción van de la mano, y Rosario Raro lo hace con tal maestría que al lector le será difícil discernir la una de la otra. Además de personajes reales, incluye aspectos poco conocidos de la historia del desembarco como el relato sobre Ejército Fantasma, una unidad de artistas que acometió una gran maniobra de distracción fundamental en la guerra, gracias a la cual se salvaron muchas vidas en el canal a la hora de llevar a cabo el desembarco de Normandía.
Ha sido un placer volver a disfrutar de la prosa detallada y cuidada de esta autora, y conocer la historia de una mujer, que como tantas otras, quedó en el olvido y a la que no se le reconoció el valor del trabajo realizado, algo que nunca hubiera sucedido si hubiese sido un hombre.
Buenos días, leyéndonos desde 2015. ¡Qué bien! Espero que compartamos muchas más historias.
El mérito de esta novela está en la vida tan real y en la personalidad tan de verdad de Martha Gellhorn.
Eso sí, el papel de las ranas de metal y de la cápsula de tiempo que se abrirá en 2044 son tan novelescos que no pude resistirme a incluirlos. Ya sabemos que la realidad no es verosímil, pero la literatura, cuando se trata de un relato que se pretende realista, sí tiene que serlo :).
Un fuerte abrazo virtual, pero muy real (también) para las dos y mi agradecimiento.
Todavía no me he estrenado con esta autora. Me llama mucho la ambientación de ésta, así que tomo buena nota, que podría ser una muy buena primera lectura.
Besotes!!!