NUESTRA OPINIÓN …
La vida y Twitter nos llevó a conocer a Flanagan McPhee hace ya muchos años. Hemos compartido muchos mensajes y alguna que otra Feria del Libro, por eso, ante la publicación de su primera novela, La extraña vida de los objetos perdidos, no podíamos perdernos esta nueva faceta y menos después de dejarnos con la miel en los labios en la presentación de la misma hace unas semanas.
La extraña vida de los objetos perdidos es inclasificable como lo es su autor que por tantas facetas ha pasado, y quizá gracias a ello ha conseguido esta historia en la que se aúna el thriller, la ciencia ficción, la crítica y, sobre todo, la ironía y el humor. Todo ello en una historia tan caótica como divertida.
En La extraña vida de los objetos perdidos nos vamos a encontrar con una agencia secreta liderada por mujeres (de hecho pocos son los hombres que aparecen en esta historia) que se encarga de recopilar una serie de objetos especiales que han pertenecido a personas famosas de la Historia, por algún motivo, y que han adquirido extraños poderes. El motivo no tiene porqué ser bueno, sino una razón por la cuál esa persona es conocida. Sin embargo, esos objetos tienen la peculiaridad de que no pueden ser usados por la persona que los genera y, en las manos equivocadas pueden ser una fuente de problemas. De hecho, el comienzo de esta historia es que uno de esos objetos cae «en las manos» de Elena, una ciudadana normal que, sin saberlo y de manera casual, acaba provocando el caos en plena Puerta del Sol al hacer uso de ese «poder» del que ni ella misma era consciente que tenía gracias al objeto.
Tras ese incidente, RES, que así es como se llama la agencia que se encarga de recopilar esos objetos, se pone manos a la obra para dar con Elena y ese objeto y que no se vuelva a ocasionar un problema. Pero esto es solo el comienzo de la historia ya que a partir de aquí, Elena quedará «retenida» y casi empezará a formar parte del equipo de agentes ya que requerirán de su ayuda y su poder para ir resolviendo otros casos, mientras averiguan cómo sacar de su cuerpo el objeto que posee y que le da esa virtud.
Si os parece loco todo lo que he contado, así es como me sentí yo al comienzo de esta novela en la que, como la propia Elena, todo me sonaba a ciencia ficción. No entendía nada pero a la vez quería seguir leyendo para ver qué otros objetos había inventado este autor y sobre todo qué poder tenía cada uno.
Políticos, periodistas, médicos, deportistas, escritores, pintores, cantantes y hasta algún que otro personaje de reality aparecen en esta historia generando objetos con cualidades más que peculiares y que nos iremos encontrando en la historia, bien porque el resto de agentes le van contando historias a Elena, o bien porque en algún momento a alguna de las agentes les hace falta algún objeto para alguna de las misiones.
Tengo que decir que me he reído mucho con esa historia loca, extravagante y que en algún momento te gustaría que fuera real (¿Quién nos dice que no lo es cuando realmente es una agencia secreta?). He jugado a tratar de saber cuál era el superpoder de algún objeto y me he llevado las manos a la cabeza con alguna que otra referencia en forma de pequeños dardos a sus inspiraciones originales. Y es que, aparte de los personajes que generan objetos, por este libro desfilan más de un político, periodista o gente con poder que, aunque con otro nombre y apellidos son perfectamente reconocibles.
Y hablando de personajes, me han gustado mucho este grupo de cuatro mujeres, liderado por otra mujer. Todas tan distintas pero que a la vez reflejan tan bien la sociedad actual en la que, siendo totalmente diferente puedes encontrar a tu mejor amiga en la persona que menos te lo esperas.
Tampoco podía faltar la inteligencia artificial, tan presente en estos días y tan bien introducida en esta historia que acerca un poco más la ciencia ficción a la realidad de hoy en día.
La extraña vida de los objetos perdidos es ficción en un mundo real, un thriller con una trama original a la que perfectamente (y ójala) se puede dar continuidad en la búsqueda de muchos más objetos perdidos. Una historia con ironía y mucho humor que es casi una sátira de la sociedad actual.
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