NUESTRA OPINIÓN …
Pere Cervantes era mi asignatura pendiente. Siempre veía las buenas críticas que recibían sus novelas, pero entre tanta lectura, siempre, en lista de espera no encontraba el momento de saldar mi deuda con este escritor. El chico de las bobinas ha sido el título con el que, por fin, lo he hecho.
Y mis inicios no han podido ser más acertados ya que he disfrutado, y mucho, de una novela con una ambientación extraordinaria y con unos personajes de esos que dejan huella, de los que son difíciles de olvidar y que se quedan contigo aun después de terminada la novela.
Nil es un chico manco que vive en Barcelona, más concretamente en Poble Sec, uno de los barrios más desfavorecidos durante la postguerra. Se dedica a llevar bobinas de películas en su bicicleta de un cine a otro para contribuir, de alguna manera, a los gastos de la casa ya que su madre no quiere que deje de estudiar.
Dentro de la deprimida economía familiar el día de su cumpleaños siempre es especial. No faltará esa tortilla de patata cuyos ingredientes su madre se las ha ingeniado para conseguir, sino que además le ha hecho un regalo único. Pero ese día no va a ser todo lo feliz que espera, cuando vuelve a casa se tropieza con un hombre que sale corriendo de su portal y cuando entra se encuentra con un hombre moribundo que le entrega un cromo a la vez que pronuncia el nombre de su padre al que hace años que no ve ¿Qué querría ese hombre? ¿Qué habrá querido decirle?
Desde las primeras páginas de la novela nos vamos a adentrar en esa Barcelona de la posguerra, con sus claroscuros, en la que en el único lugar que podían soñar las clases más humildes era en los cines; dónde los policías de la Brigada Político Social, como en toda España, hacía de las suyas con sus abusos y torturas, y más en un barrio como Poble Sec; una ciudad de contrastes en la que una parte de la población luchaba por sobrevivir y escapar un poco de la miseria, buscándose las mañas para encontrar algún tipo de complemento a las cartillas de racionamiento, mientras había otros que hacían gala del lujo y la riqueza; una Barcelona en la que las mujeres, pese a ser víctimas de la sociedad de la época, machista hasta la saciedad, eran las verdaderas heroínas de la ciudad, las que sin ir al frente luchaban con uñas y dientes para intentar vivir y hacer sobrevivir a sus familias. Una mujeres como Soledad y tantas otras capaces de los mayores sacrificios.
Y es que El chico de las bobinas no solo tiene mucho que ver con el cine por todo lo presente que esta industria está en la trama de la novela, con sus salas de cine, el mundo del doblaje o las películas, sino también por como está escrita, ya que es muy visual, y Pere Cervantes con su forma de escribir nos traslada a un mundo en el que es sumamente fácil «ver» lo que narra en las páginas de esta novela.
Una novela que es difícil encuadrar en un género ya que en ella encontraremos espías, policías, nazis, tráfico por parte de estos de obras de arte, corrupción, cine, un encuadre histórico importante y también su parte costumbrista.
El chico de las bobinas es una novela muy completa tanto por documentación, trama, personajes magníficos, como por la prosa cuidada, elegante con el ritmo preciso que en ella ha utilizado. Una novela a la que solo tengo que ponerle un «pero» y es el final, no porque no sea coherente con el resto que lo es, quizás haya sido que, para mí, todo lo anteriormente leído había dejado el listón muy alto.
Como ya he dicho, hasta este momento no había leído ninguna novela de Pere Cervantes y desde aquí os anticipo que ha sido la primera pero no será la última. Me ha gustado lo que cuenta y cómo lo cuenta. Me ha encantado todo en este novela que no dudaré en recomendar una y mil veces.
En conclusión, todo en la novela es bueno: los personajes, la ambientación, la documentación, la trama, la estructura, el ritmo, la forma de escribir en la que nada falta y nada sobra, en la que ves e imaginas, en la que la historia te absorbe desde las primeras páginas, convirtiendo El chico de las bobinas, en una de mis mejores lecturas de lo que llevamos de año, y ya habido unas cuantas novelas que me han gustado mucho.
Soy muy fan de Pere desde hace tiempo, pero ¿te puedes creer que este libro aún no lo he leído? Consecuencias de un verano que me ha mantenido bastante apática, pero le tengo muchísimas ganas. Además, en cierto modo, se lo debo. Un beso
Lo tengo esperando, a ver cuando le saco hueco porque las impresiones son muy buenas
Besos