Hace unos días tuvimos la oportunidad de asistir en La Casa del Libro a un encuentro que se organizó con Víctor del Árbol con motivo de la publicación de su nueve novela Antes de los años terribles, y vamos a tratar de resumiros lo que allí se habló.
Cuando Alfa Fité le preguntó a Víctor del Árbol como continuaría la frase «Antes de los años terribles …», contestó sin dudarlo un momento: Isaías era un niño feliz.
Como os podéis imaginar durante el encuentro hablamos de muchas cosas, como de que en este caso fue la novela la que le buscó y encontró a él. Era una historia que le llegó hace tiempo, cuando todavía no tenía madurez suficiente como escritor para contarla. Durante años se ha ido informando, investigando y, sin darse cuenta iba escribiendo poco a poco en libretas, hasta que por fin conectó con las víctimas fue consciente de que había llegado el momento de escribir la novela. Al recuperar esas libretas se dio cuenta que en cierta manera la había ido escribiendo a lo largo de todos estos años.
Ahora era el momento en que estaba preparado para contarla, porque la rabia y la ira que sentía entonces no hacían posible que escribiera sobre ella como se merecía.
En cambio, en este momento ha sabido canalizar esos sentimientos y ha utilizado otros recursos para contar una historia que no se puede contar desde el odio, sino como lo ha hecho, desde la comprensión, el respeto y la inteligencia emocional, sin amargar al lector ni sumergirle en la oscuridad.
Cuando le pedimos que nos hablara del protagonista de esta novela nos dijo que Isaías es real aunque no es un personaje real, ya que está inspirado en personas reales, pero está compuesto de las historias de muchos niños y jóvenes secuestrados que estuvieron implicados en los crímenes que cometió el Ejercito de Resistencia del Señor liderado por Joseph Kony, y que lograron salir de allí.
Isaías es un personaje universal y en él están recogidos todos «Isaías» conformando la personalidad de este personaje, y lo que se cuenta que le sucedió es real en un 90%, como lo son las escenas que vive este muchacho, aunque no esté dicho todo, porque Víctor del Árbol ha tratado de ser justo con esas personas y con el lector y hay cosas que no se pueden, no se deben, contar y será el lector, al que Víctor cree sumamente capacitado para ello, el que tendrá que rellenar esos huecos con lo que no se cuenta, con lo que no se debe escribir, porque escribir nunca debe ser un espectáculo.
Además, Víctor del Árbol está convencido de que cada lector leerá y vivirá la novela de una forma distinta y aportará su experiencia personal.
Todos llevamos un chiquillo dentro como Isaías, ese chico que sufrió y se quedó en una sombra. Un chico al que le han robado la infancia y que a veces vuelve y decide.
Además, no debemos olvidar que dentro de nuestro muro, en nuestro continente, en nuestro país, en nuestras ciudades, también hay «Isaías», esto también existe, de otro modo pero al final es lo mismo. Es una historia de todos, no sólo de África.
Víctor dijo que no le ha costado trabajo despedirse de Isaías porque no lo ha hecho, Isaías se ha quedado con él para siempre. Esa es una de las razones por las que escribió la novela en primera persona, porque necesitaba conectar con él, necesitaba volver a su infancia y hablar con el niño que fue y así fue como lo hizo.
Nos confesó que con Antes de los años terribles se ha convertido en un escritor distinto y una persona distinta. En sus historias siempre para hablar del maltrato, y sobre todo del maltrato infantil, iba y venía, daba rodeos, creaba historias anexas que terminaban confluyendo en la historia central para hablar de ello. No quería que se le notara que eso le importaba verdaderamente pero en esta novela lo ha afrontado de cara. Ahora era el momento de que fuera lo principal de principio a fin de la historia, sin desviarse, sin historias paralelas.
Apuntó que, después de Antes de los años terribles, no puede ver las cosas de la misma manera. Cuando eres un niño maltratado no te puedes culpar de lo que haces porque solo eres un niño y no eres capaz de ver las cosas más que como lo que eres, no tienes la capacidad de hacerlo de otra forma, los verdaderos culpables son otros, los adultos.
Víctor del Árbol señaló que para lograr salir de situaciones como las que vive Isaías, es importante agarrarse a las pequeñas cosas que te conectan con la vida y que te hacen feliz, como todo aquello que vivió durante aquella felicidad que duró 12 años, los de antes de los terribles.
Asimismo comentó que ha querido reflejar África tal como es y no solo esas imágenes idílicas que se presentan en la mayoría de los libros, ha querido que fuera lo más real posible.
Os podréis imaginar que este encuentro fue una charla que se nos hizo muy corta y de la que seguro nos hemos dejado cosas en el tintero, pero creo que con lo que os hemos contado podréis haceros una idea de cómo transcurrió.
Para finalizar pasamos a las fotos y las firmas de rigor.
Desde aquí dar las gracias a Víctor del Árbol por este maravilloso rato de compartimos y a Alba Fité y Destino por hacerlo posible.
Fue un encuentro fantástico.
Besos.
Yo no pude ir pero resulta que ayer me enteré que viene aquí (y cuando digo aquí es a Requena) a presentar el libro. Aún no me lo llego a creer del todo. Pero bueno, si al final no es una bromita pesada de mi Ayuntamiento, podré charlar un poquito con el autor.
Besos