Caligrama, junio 2022
Homero de la Garza, el autor que se ha propuesto no pasar un solo día sin escribir, presenta, El teatro de la calle 18. El escritor mexicano, rebasados sus sesenta años, anuncia que se entregará en cuerpo y alma a la escritura y presenta una primera entrega consistente en una trepidante novela con tintes de thriller histórico.
Una autora de tremendo éxito comercial ha señalado que únicamente recuerda una jornada en que el no se sentó a escribir. Ha puntualizado que tal eventualidad sucedió en un domingo y que lo recuerda como «el día más triste y oscuro» de su existencia. Otro autor de celebrado éxito, que cuenta con una legión de lectores fieles, suele insistir en la necesidad de entender la escritura como un oficio con todas sus letras si realmente se pretende albergar alguna tímida esperanza de que tanto trabajo al frente de un teclado no caiga en saco roto y seamos tomados como escritores de pleno derecho. Postergar indefinidamente el deseo de escribir buscando excusas a las que agarrarse no será nunca sinónimo de un plan bien trazado y ejecutado. Tal es el honorable pensamiento al que se ha consagrado Homero de la Garza: no pasará un día más sin escribir.
En sus propias palabras: «Me gusta soñar despierto e imagino un mundo mejor. Me entristece pensar que nuestro mundo está nublado porque muchos seres humanos no alcanzamos a aportarle luz a la humanidad. Me duelen las envidias, me duelen las personas que dañan, me duele que no seamos capaces de ser suficientemente bondadosos. Me duelen las personas que se alimentan acechando, en espera de que asomes la cabeza para golpear. Quiero escribir y liberar en mi escritura la creatividad que pueda haber en mi ser. No importa cuánta sea. Quiero escribir para crear entretenimiento, y para perdurar sembrando, pensando que la cosecha pueda generar, aun cuando me vaya, alguna utilidad a nuestro mundo para que sea siempre un mejor lugar». Amén.
Bajo esta premisa, el mexicano nos propone una primera novela de altos vuelos, que se basa en dos historias que encuentran en la calle 18 de Chicago su particular denominador común: la de sus orígenes a inicios del siglo XX y la de su ocaso al finalizar el siglo. Sucede que una investigación llevada a cabo por el joven periodista Paul Rubinstain para el Chicago Daily News acabará desembocando en una seria amenaza para su vida. Una desaparición no resuelta, la de la estrella de la escena Odile Hanks y de su pequeña hija, Emily, en 1922, será la clave sobre la que pivotará una trama tejida con una documentación de primera e hilvanada con la mirada larga de un autor que puede decir algo y claro que ha vivido. Un thriller con todos sus avíos y excelentemente narrado.
«Paul Rubinstain llevaba siete años de carrera en el Chicago Daily News y había estado ganando prestigio poco a poco. Esa confianza lo ayudaba a contrarrestar sus miedos, que le resultaban un obstáculo para avanzar mejor y disfrutar con mayor plenitud su día a día. También, cuando algún evento lo sorprendía o lo asustaba, le surgían pensamientos trágicos en su mente, como le ocurrió dos días atrás, cuando en un crucero vial estuvo a punto de colisionar su auto con otro y su mente le hizo imaginar a su hermano, muriendo a manos de asaltantes que lo acuchilleaban». Sí, estamos ante una obra tejida por un narrador de primera que merece mucho la pena.
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