NUESTRA OPINIÓN …

En Los lobos no piden perdón de Miguel Conde-Lobato nos vamos a encontrar con Onofre Castro, un ex-Secretario de Estado de Justicia que ha sido detenido por el asesinato de siete mujeres y que está dispuesto a firmar su confesión bajo ciertas condiciones. Una de ellas es que la jueza le permita contar la historia a quien él elija. A la jueza no le queda otra opción que aceptar ya que Onofre Castro se guarda un as en la manga que puede dar al traste con todo el procedimiento.

Onofre es un político que conoce las leyes y se aprovecha de ellas, no en vano ha sido uno de los políticos que ha intervenido en su elaboración y aprobación.

El asesino ha elegido a Carlos Wolverine para que cuente sus crímenes.

Carlos es un periodista freelance. Trabaja como autónomo para Crónica, un periódico que está pasando por una mala racha financiera, algo común a todas las publicaciones del mundo prensa escrita.

Aunque lleva mucho tiempo esperando un contrato fijo en el periódico este no llegará hasta que sus superiores saben que ha sido el elegido para contar la historia de los asesinatos llevados a cabo por Onofre Castro. Pero no todo va a ser bueno, sus compañeros más próximos, algunos de ellos mucho más que compañeros, no se lo tomarán muy bien y tampoco encontrará en ellos demasiado apoyo.

Pero Carlos no se va a limitar a entrevistarse con el asesino durante las que siente que juega con él y le utiliza, también querrá conocer algo de las víctimas, investigará su entorno, qué sienten los que estuvieron más cerca de ellas,  qué fue lo que pudo motivar a Onofre a elegirlas precisamente a ellas como víctimas.

Carlos pasará de ser un periodista desconocido a un periodista estrella, alguien a quien todos siguen, a quien todos los del gremio quieren entrevistar, y al qué todo esto le servirá para dar un giro total a su vida, para pensar, para conocerse ¿Quién es él en realidad? ¿Cómo piensa verdaderamente?

Los lobos no piden perdón es una novela negra muy distinta a las que suelen caer en nuestras manos. No es una novela con un ritmo endiablado como suele suceder en la mayoría de las de este tipo, y además es una novela en la que me he encontrado que constantemente nos propone muchos temas sobre los que pensar, nos lleva continuamente a la reflexión y hasta filosofar, del mismo modo que lo hacen sus protagonistas, algo muy poco habitual en estas novelas, cuyo mayor activo suele ser el ritmo endiablado y la búsqueda del asesino o, en el caso de que lo conozcamos, lo que le llevó a cometer los crímenes. Aquí desde el principio conocemos al asesino aunque no porqué lo hizo, pero esta novela tiene más, mucho más.

Será Carlos en primera persona el narrador de la novela, y Miguel Conde-Lobato ha logrado meterme tanto en su piel que en más de una ocasión me he visto pensando como él, inmersa en sus contradicciones, y era tal la manera en que Onofre lograba poner en jaque sus convicciones que parecía que también eran las mías, haciendo mías sus dudas.

Carlos me ha parecido un gran personaje al que conoceremos en profundidad y al que veremos evolucionar poco a poco a poco, como sucede también en el caso de Onofre.

Son varios los temas que nos propone esta novela y sobre los que nos lleva a pensar, a dudar y reflexionar, al tiempo que lo hace Carlos ¿Se debe dar voz a un asesino en los medios? ¿Cuál es el papel que debe tener el periodismo en estos casos? ¿Cuál es el poder de un titular?; y, cómo no, el poder de las redes sociales, el éxito efímero en las mismas, y sobre todo la JUSTICIA.

Unos temas que, sin duda, van a calar en nosotros y sobre los que, aunque tengamos una clara postura, según vayamos avanzando en la novela, se tambaleará una y otra vez.

También nos plantearemos nuestra forma de pensar sobre lo que es justo y lo que es más justo, la bondad del sistema, las leyes, los que las promulgan. Y es que las cosas no suelen ser sí o no, sino que hay un montón de matices que entran en juego.

Miguel Conde-Lobato nos llevará al dilema continuo, nos irá mostrando diferentes puntos de vista muy interesantes, en una novela con mucho fondo social y realidad. Conde-Lobato nos llevará a continuas reflexiones a lo largo de la novela pero sin romper en ningún momento el ritmo ni dejar de lado el entretenimiento, algo que es sumamente difícil de lograr.

Y, por si todo lo anterior fuera poco, llega un momento en el que el autor da un giro de tuerca que nos dejará ojipláticos, trastocados, y entonces ya si que no podremos levantar la vista de las páginas de Los lobos no piden perdón, nada es como habíamos previsto las cosas no eran como creíamos, todo era mucho más complicado de lo que parecía y el lector no saldrá de su asombro ante un inesperado final.

Llegados a este punto solo decir que, aunque el autor ya lleva tiempo en esto de escribir, con esta primera novela para mi Miguel Conde-Lobato se ha convertido en un escritor a seguir, así que estaré pendiente, ya que estoy convencida de que no será la última.

FICHA DE LA NOVELA

FRAGMENTO