NUESTRA OPINIÓN …

La mala suerte de Marta Robles, llevaba en nuestras estanterías desde que salió al mercado. Aunque no había leído la primera entrega de la saga del detective Roures, tuve claro que quería leer esta novela, pero por unos motivos o por otros ahí se fue quedando.

Ahora, ante la inminente salida de un nueva entrega había llegado el momento, sí o sí, de leerla y no ha podido llegar en mejor momento.

Soy de las que opina que muchas veces las novelas se van quedando entre nuestras lecturas pendientes y es que, quizás, todavía no había llegado el momento que era de verdad el adecuado para ellas y, puede que, hasta para disfrutarlas más que en cualquier otro. Eso es lo que a mí me ha sucedido con La mala suerte, que ha llegado cuando necesitaba una lectura como ésta, sin muchas complicaciones en la que sólo buscaba mucho entretenimiento, aunque os puedo adelantar que no es eso solo lo que he descubierto en ella.

Lucía está de vacaciones en Mallorca. Después de varios días de fiesta hasta las tantas, en los que ha bebido y fumado mucho y dormido poco, quizás no fue buena idea aceptar la invitación para salir de uno de sus amigos que, además, no hace más que toquetearla.

Aunque no es tarde decide poner fin a la fiesta haciendo «mutis por el foro» y cuando está a punto de marcharse, su acompañante se ofrece a llevarla a casa, aunque no va a ser eso lo único que pretende. Por eso cuando ella le para los pies y no accede a sus intenciones, la obliga a bajarse del coche dejándola tirada en medio de la carretera.

No está muy lejos de casa así que terminará el trayecto andando, pero pronto un conocido pasa por allí y se ofrece a llevarla. Pero Lucía nunca llegará a su destino ¿Quién recogió a Lucía? ¿Qué pasó esa noche? Después de dos años desde que tuvo lugar la desaparición y se inició la investigación nada se sabe de ella ¿Se fue por voluntad propia? ¿La obligaron? ¿Estará, cómo todo el mundo piensa, muerta?

Su madre no se resigna a tal cosa, por eso siguiendo las indicaciones alguien que quiere ayudarla se pone en contacto con Tony Roures para que intente poner un poco de luz y localice a Lucía. Ella no cree que su hija esté muerta.

Como he anticipado, en La mala suerte vamos a encontrar una novela muy entretenida, que se lee con mucha facilitad; una lectura muy ágil que antes de que nos demos cuenta habrá volado en nuestras manos, pero es más.

En ella Marta Robles ha tratado de analizar varios temas de máxima actualidad como la presión mediática a la que son sometidos los más allegados a la víctima en un caso de desaparición y la manera en que se les juzga continuamente, con lo que a la angustia, la tristeza, el vacío y el dolor por la desaparición de un ser querido se une el tormento de ser sospechoso y estar continuamente bajo una presión y un juicio paralelo; el hecho de juzgar a la gente por su apariencia o por ser diferente; el maltrato continuado y diario en las pequeñas cosas, consentido, que no se confiesa; la difícil etapa de la adolescencia; pero el más importante de todos y que impregna toda la novela es el de la maternidad/paternidad.

Marta Robles nos llevará a reflexionar de muchos modos sobre este tema que ha estado y seguirá estando presente a lo largo de la historia. Un tema con muchas ramificaciones, ya que ese deseo de ser padres ¿Es un acto de generosidad o de egoísmo? ¿Hasta dónde se está dispuesto a llegar para conseguirlo? Y muchas preguntas más que no solo nos sugerirá esta lectura sino que nos irán asaltando a lo largo de la misma.

Pero también sobre todo lo que hay alrededor de la reproducción asistida y el negocio (lícito o ilícito) que puede generar esa necesidad o deseo de ser padres ¿Dónde están los límites?

Marta Robles estructura La mala suerte en dos hilos temporales, a través de los que vamos conociendo no sólo los avances que va teniendo Roures en la investigación que está llevando a cabo, sino también en que es lo que aconteció dos años atrás, cómo era la vida de esa familia, y que pasó hasta que Lucia Peña desapareció.

Una novela que pone sobre todo el foco en las mujeres, unas mujeres que provocarán en nosotros todo tipo de sensaciones, que nos producirán rechazo y por las que sentiremos lástima, mujeres de todo tipo, buenas, malas, regulares, pero mujeres que se revelan, fuertes que intentan seguir sus caminos.

Pero no son las únicas. Poco a poco vamos a ir conociendo a todos los actores de esta historia, no desde la perspectiva del narrador sino bajo el prisma de los otros personajes, de cómo los ven, de la opinión que tienen de ellos y de esta forma que el lector tenga una visión más amplia y saque sus propias conclusiones.

En cuanto a Roures, me ha gustado conocer a ese detective que fue corresponsal de guerra y que tanto acarrea tanto a sus espaldas, que no se asusta de nada porque todo lo ha visto ya, y que es capaz de analizar lo que sucede a su alrededor con la distancia y la frialdad de lo vivido.

La mala suerte ha supuesto una lectura muy entretenida con una historia muy bien urdida, aunque algún extremo lo haya visto venir, y que no sólo me ha convencido para leer La chica que no supiste amor, tercera entrega de la saga, que como he mencionado saldrá muy pronto, sino también el inicio de la saga y conocer más cosas sobre Roures y sus inicios como investigador.

FICHA DEL LIBRO

FRAGMENTO