Universo de letras, diciembre 2023
El Coronel Milagro, el incontestable thriller virtual que explora la condición humana… y la cibernética
La Editorial Universo de Letras, siempre atenta a los narradores disruptivos, pone en el mercado una novela que define a la perfección los tiempos actuales y que viene firmada por el ibicenco Javier Sermanz, un autor con psiquismo muy particular.
Hay que ser tremendamente valiente para afirmar, sin trampantojos de por medio, que uno sufre un trastorno psiquiátrico desde la niñez más temprana y que, desde entonces, viene utilizando la música y la literatura para ampliar su horizonte ontológico y, en definitiva, poder conocer eso que hemos dado en llamar realidad. Tal que así se expresa Javier Sermanz, un autor que ya ha firmado una quincena de obras, de muy distinto género, desde el humor al terror, pasando por la fantasía. Ahora, de la mano de la inquieta Editorial Universo de Letras (Grupo Planeta), nos propone la que quizás sea su novela cumbre: El Coronel Milagro.
La trama nos habla de un juego que se desarrolla en el metaverso, mediante una inmersión mental gobernada por inteligencias artificiales generativas. En el mundo actual, donde cada vez resulta más complicado distinguir la frontera entre la verdad y la mentira, entre lo original y lo replicado, gracias a ese oxímoron conocido como inteligencia artificial, surge ahora un thriller prodigioso, que nos propone una historia a varias velocidades y diversos niveles de comprensión. Todo un reto literario, un guante lanzado a los lectores que se consideren a sí mismos como valerosos.
Será necesario disponer de una mente abierta para bucear en el fascinante universo que nos regala Sermanz, quien se corona como todo un alquimista del relato con esta novela, que únicamente puede calificarse como todo un festín. Los principales protagonistas configuran un triángulo escaleno que se enfrentarán a codazos y zancadillas teóricamente virtuales… pero que son capaces de saltar a otro plano de realidad más tangible. Valga el dato de que la ciberseguridad será uno de los elementos que sobrevuelen esta galería de espejos mentales.
La adicción a los juegos, la inmortalidad del alma, el pensamiento introspectivo para identificar la propia personalidad… son algunos de sus ingredientes. No está de más echar un vistazo al interior de las páginas para calibrar el voltaje de una novela extraordinaria: «Nuestras ideas tenían un punto en común, la tecnología de inmersión mental había demostrado que era posible la transferencia de la mente al cuerpo virtual del Metaverso. Eso, en teoría, podría calificarse de inmortalidad. Con esas hipotéticas habilidades de un OmniNivel de Primer Rango y el poder obtenido, que básicamente te convierten en dios como el mismísimo Theos, dentro del Metaverso de Hob, sería plausible la ideología de los metafísicos». Ahí es nada.
La primera acepción del diccionario de la Real Academia cuando buscamos el vocablo «milagro» es la siguiente: «Hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino». Pues bien, tal es el sobrenombre que el intelectual ibicenco Javier Sermanz ha otorgado a uno de los personajes capitales de una aplastante novela que es capaz de aplicar un afilado bisturí literario para desentrañar qué es lo que queda de la visión clásica de la condición humana en los tiempos actuales, gobernados por la inteligencia artificial, lo virtual, las réplicas indistinguibles de los originales y una nueva concepción de lo que significa estar vivo. El Coronel Milagro nos propone un juego de inmersión mental en el que lo
que sucede en el metaverso es tan real —quizás más— como todo lo que acontece en el universo analógico. Nos encontramos ante un exuberante thriller, plagado de giros, con un ritmo trepidante que no resta en absoluto hondura a los grandes interrogantes filosóficos que planean en su trasfondo. Si usted está en busca de una lectura que pueda marcar una raya, un antes y un después, en su manera de identificar cómo es la humanidad del siglo XXI, sea bienvenido. Está en su casa.
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