NUESTRA OPINIÓN …
Los que nos seguís, ya sabéis mi manía de no leer nunca, o casi nunca, la sinopsis de los libros y dejarme llevar más por mi intuición. A veces es el título el que hace que me incline por una lectura, otras la portada y en algunas ocasiones son las dos cosas. En este caso, el decidirme por Solo queda silencio fue esta última razón, aunque no voy a negar que el título tuvo mucho peso. ¿Qué era lo que escondía? ¿Qué nos quería decir?
En esta novela nos encontramos en Jaca, en la mañana de Año Nuevo. Elvira y Martín eligieron el día de Fin de Año para celebrar su boda, y Elvira ha madrugado para ir al cementerio muy temprano a visitar la tumba de su padre. Era algo que necesitaba hacer.
A su vuelta al hotel su vida dará un vuelco. Cuando regresa su marido no está allí, no sabe donde ha podido ir. Lo que no sospecha es que Martín ha aparecido muerto. Todo hace pensar que se ha suicidado tirándose desde el Puente de los Peregrinos. Pero, ¿cómo ha podido hacer algo así justo el día después de casarse? y, ¿qué significa el último mensaje de una sola palabra que ha enviado a su móvil: «Perdón»?
Pronto la aparición de otro cadáver, sin muestras de violencia, y que podría deberse a un suicidio ponen en alerta a la teniente Maldonado y su ayudante Bermúdez.
Dos suicidios en pocos días no es algo normal. Por otro lado, un mensaje con la palabra «perdón», en ambos casos, y las circunstancias en que aparecen ambos cuerpos, hacen pensar a los investigadores que las casualidades no existen, aunque tengan pocos hilos de los que tirar.
Txemi Parra ambienta esta novela en un lugar a todas luces idílico como es un paisaje nevado en un pueblo en el que parece que todo transcurre con tranquilidad y en el que, sin embargo, descubrimos que bajo esa capa blanca que tan buenas y placenteras sensaciones nos puede transmitir, se esconden muchos secretos oscuros.
Solo queda silencio es una novela coral con unos personajes muy bien definidos con una fuerte carga psicológica y emocional, que reflejan muy bien la idiosincrasia del lugar, y en los que reconoceremos pasiones universales como el amor, la venganza, el arrepentimiento y la soledad. Unos personajes que verán cómo las decisiones que tomaron en el pasado les han cambiado la vida y a través de los cuales conoceremos las diferentes maneras que, algunos de ellos, tienen de ver y vivir un mismo hecho y las diversas formas de transitar la culpa.
Una novela en la que vamos a descubrir a una Guardia Civil un tanto alejada de los prototipos de investigadores a los que estamos acostumbrados. Gloria Maldonado es una mujer entrada en años, con sobrepeso, fumadora empedernida, con debilidad por los torreznos, descolgada de la vida, descreída y, aunque no quiere reconocerlo, preocupada por una soledad que dice elegida pero que en realidad le duele, que cree haber perdido todos los trenes, entre ellos el de tener una pareja o el de la maternidad.
Solo queda silencio es una novela muy visual y sensorial, con un ritmo muy ágil, una prosa fluida, diálogos bien estructurados, capítulos cortos que añaden dinamismo a una trama en la que el autor dosifica de perfectamente la información logrando mantener al lector en tensión a lo largo de sus páginas, y con unos personajes que han logrado que me interesase más conocer qué motivaciones podría haber tras sus actuaciones y qué les hubiera podido llevar a cometer los crímenes que al descubrimiento de quién ha sido el asesino.
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