Destino, agosto 2024
Prepárate para el efecto dominó, llega El tiempo de las fieras, de Víctor del Árbol. Épico y feroz.
Un thriller fascinante sobre el mundo de las altas finanzas. Una novela feroz sobre la brutalidad de la lucha por el poder en la actualidad.
Cuando las fronteras entre el bien y el mal se difuminan son nuestros actos los que nos definen. En el tiempo de las fieras, somos depredadores o somos presas.
¿Qué ocurre cuando la presa deja de huir y decide emprender su propia cacería?
El estilo de Víctor del Árbol ya lo conocemos de sobra. Buena escritura, ágil, fluido, único en la construcción de personajes. Descriptivo y detallista sin excesos, con una buena creación de escenarios y de escenas. Si son violentas, es puro arte. Para algunos oscuro, tanto como el corazón humano. Todo ello y además un artista dibujando las tramas.
Como dice uno de los personajes de su nueva novela, «un nombre es algo vacío hasta que se le añade una historia.» En sus manos, son fichas de dominó que saltan en tiempo y espacio y que poco a poco se van uniendo.
Desterrado a Lanzarote como castigo por algo que sucedió tres años atrás en Barcelona, el subinspector Soria espera su jubilación mientras se ocupa de casos irrelevantes como atrapar al ladrón del cepillo de limosnas de la parroquia o identificar al conductor dado a la fuga de un accidente de tráfico. Lo que Soria —ni nadie en esta tranquila isla—puede imaginar es que estos hechos, aparentemente inconexos y sin importancia, son la punta de lanza de una descomunal conspiración que se ramifica por medio mundo, desde un pequeño pueblo de Texas a una isla de Venezuela, desde México a las exrepúblicas yugoslavas, pasando por España.
Sabueso de la vieja escuela, hombre completamente analógico, con más instinto que método, a Soria no le van las nuevas tecnologías, no entiende a los hackers, ni sabe nada de internet. Es un hombre de trabajo de campo. Sin embargo, la aparición de la joven Vesna, experta en todo lo que Soria desconoce, arroja al subinspector a un nuevo mundo, donde instinto y tecnología deberán unirse cuando Lanzarote empieza a llenarse de cadáveres, convirtiéndose en el territorio de una feroz cacería humana, donde varios depredadores compiten por la misma presa: la joven Vesna y la misteriosa caja que todos quieren arrebatarle.
Y mientras Soria intenta detener esa hemorragia de asesinatos, un voraz incendio intencionado en la planta de ALSACUR SL, en el polígono de Altavista, se cobra ocho víctimas mortales. El pirómano, uno de los 144 empleados que la empresa iba a despedir, decide suicidarse antes de que la policía lo detenga.
¿Qué tiene que ver ese incendio con los asesinatos que van dejando a su paso dos sicarios enfrentados entre sí? Vesna es la clave. Pero la joven ha desaparecido. Ni sus perseguidores, ni Soria, logran dar con ella. ¿Cómo puede alguien esconderse en una isla tan pequeña? ¿Cómo puede salir sin que nadie se de cuenta? Para Soria se inicia una cuenta atrás. Si no encuentra a la joven hacker bosnia, lo hará alguno de sus perseguidores y todas las preguntas quedarán sin resolver. Alguien está ayudando en secreto a la chica, alguien sabe dónde está. Alguien a quien Soria debe encontrar antes de que sea demasiado tarde.
Como un fantasma que vuelve del pasado, aparece de repente en la isla desde NY Virginia Ortiz, la excompañera de Soria que abandonó el cuerpo por el mismo caso que propició el destierro del subinspector. La suerte de Virginia en estos tres años ha sido muy diferente. Hija del poderoso industrial Armando Ortiz, la expolicía dirige ahora parte del holding de su padre. En última instancia, ella es la responsable del incendio del polígono industrial, porque es ella quien ha firmado los despidos de esos trabajadores, entre ellos, el causante del incendio. De maneras directas y seca, Virginia tiene la misión de limpiar la imagen de la empresa, y para ello cuenta con la ayuda de un extraño joven, brillante genio del análisis financiero y obsesionado con las catástrofes y las muertes multitudinarias, Norman Hill.
Por alguna razón que Soria desconoce, Virginia Ortiz está tan interesada como él en esa joven desaparecida y en la ola de asesinatos que asola la isla.
Con un ritmo escalofriante y muy ágil, El tiempo de las fieras plantea una intriga de incontables ramificaciones en una espiral que se expande como una mancha de aceite y que abarca diferentes épocas, Lanzarote 2008, pasando por Milán, Barcelona y el Alt Empordà catalán, hasta la lejana Guadalajara del México de los años 70 o el sitio de Sarajevo en 1993. La misma voracidad con la que se expanden los tentáculos del verdadero poder en un mundo globalizado, del que participan, como las dos caras de la misma moneda, tanto los oscuros intereses de las altas finanzas como el crimen organizado —la N’dragheta calabresa y el cartel del Estado de Jalisco.
Quizá el gran mérito de Víctor de Árbol sea representar con descarnado realismo y de una manera vertiginosa la perversa lógica por la que se rigen aquellos que controlan los mecanismos del poder económico. Las leyes del mercado por encima de la ética, el beneficio máximo a cualquier precio, la mirada fría del depredador que considera el mundo su territorio de caza y todos nosotros sus potenciales presas. Pero ¿qué sucede cuando la presa escapa de sus cazadores para emprender su propia cacería?
La respuesta se encuentra tras la magistral vuelta de tuerca final de El tiempo de las fieras.
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