Universo de letras, junio 2022
Se publica La Purruncheta, la novela vitalista que define a los humanos capaces de afirmar: «El mundo es mío».
La intelectual peruana Rebeca F. Schmid saca al mercado, de la mano de Editorial Universo de Letras, una deliciosa obra literaria que, de la mano del mestizaje, choca frontalmente con el pesimismo determinista incardinado en la sociedad actual
Aquello que declamaba Arthur Schopenhauer de que «el dolor es algo perpetuo» posiblemente sea un concepto a revisar. Cualquier ciudadano que apueste por sentarse a leer La Purruncheta tendrá muchas papeletas para hacerlo, ya que nos encontramos ante una obra literaria que obra el milagro de dar alas a los que la digieren, de hacerles ver que pueden sacar adelante los proyectos vitales que se planteen. ¿Y cuál es la lanzadera para este auténtico contenido energético? Pues hay que apuntar al valor del mestizaje, a la mezcla de razas, culturas u otros con el debido respeto como detonante para salvar este mundo… o lo que queda de él.
Rebeca F. Schmid (Lima, 1966) es la autora peruana que ha sacado al mercado, de la mano de la Editorial Universo de Letras (enclavada en el Grupo Planeta), una obra que está llamando poderosamente la atención de la crítica especializada por su capacidad para conectar con lo mejor de la naturaleza humana, con su parte más confiada en el destino y en sus propias capacidades.
«Me llaman Purruncheta. Es lo justo. ¡Yo nunca me llamo! Y, aunque no es mi verdadero nombre, no me molesta, es la consecuencia de ser hija de mi madre (…) Soy aquella que tiene sueños y que los cumplirá, aquella que se reconoce como dueña del mundo, como ciudadana, que lo agradece, lo comparte, aquella que defiende su derecho a existir desde el primer instante, aquella que tiene la suerte de no encontrar fronteras en su camino». Tal es el arranque de una obra luminosa que defiende con ardor que las diferencias de razas y fronteras no atesoran más valor que el que uno desee otorgarles.
Schmid suele señalar que ha tenido la suerte de conocer muchos lugares diferentes de su Perú querido y del mundo: La Oroya, Piura, Lobitos, Huancayo, Lambayeque… y, por supuesto, su Lima dorada, esa ciudad tildada de gris para algunos autores y que para ella es un escenario colorido y vitalista. Los perfumes, vidas, culturas e historias que ha conocido a lo largo y ancho del país le empujaron a dar el salto a contarlas y escribirlas. No tenía sentido para ella que se quedaran únicamente para su disfrute: necesitaba compartirlas. Posiblemente porque compartir es vivir.
Hay quienes han pretendido ver en esta obra una nueva manera de vender el indigenismo, de una forma más amable. Sin embargo, La Purruncheta es más que eso, muchísimo más, puesto que se ocupa de la esencia de la condición humana. A la peruana y a la de algunos otros lugares del mundo, por supuesto, pero se trata de una sensacional obra literaria de dimensión imperecedera e internacional. Todos llevamos una Purruncheta en nuestro interior: la novela nos ayuda a identificarla.
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