Caligrama, diciembre 2022
La balada de Ana Luna y Manzanita, el regreso (por la puerta grande) del realismo mágico.
La Editorial Caligrama pone en el mercado una novela que es en sí misma todo un festín literario, una clase magistral del uso del simbolismo.
Fue el añorado Pablo Neruda el que cinceló el siguiente pensamiento: «Cuando mordemos tu redonda inocencia, volvemos por un instante a ser también recién creadas criaturas: Aún tenemos algo de manzana». Esa fruta, la manzana, es posiblemente la más simbólica por ser la que generó la expulsión, según los textos bíblicos, de la pareja primigenia de los confines del paraíso. Tal poder conceptual se da ahora la mano con otro de no menor enjundia. Nos referimos a la luna, un satélite que desde la Antigua Grecia viene representado por todo un titán: la mítica Selene, hija de Hiperión y Tea. El intelectual mexicano Álvaro Sánchez Ortiz ha obrado el milagro literario de engarzar ambas abstracciones en una obra primorosa, una novela para enmarcar que recupera el tono narrativo del género del realismo mágico, donde lo irreal se solapa con lo cotidiano.
La trama, todo un festín de lo distintivo y lo insigne, nos habla de dos personajes con hechuras de convertirse en icónicos y memorables: Ana Luna y Manzanita. La primera regresa a la Ciudad de México después de una década que se puede considerar perdida. Tal y como llega, comienza a encontrar manzanas en su camino. La aparición de esas frutas hace que su memoria retroceda hasta unos años atrás, cuando cursaba la preparatoria. Allí coincidió con Rafael, mejor conocido como Manzanita, un excéntrico compañero que se ha convertido en todo un roquero. Ana tendrá que reconstruirse a sí misma a través de sus recuerdos y de una balada que se quedó en su momento a medio componer.
La narración es una gozada, porque el autor demuestra poseer una mirada larga y una enorme potencia y destreza a la hora de construir poderosas metáforas e imágenes visuales. Echemos un vistazo al interior de sus páginas, con habilidad para no caer en un inconveniente destripamiento, para comprobarlo: «Ana Luna nunca había encontrado una manzana encima de su maleta. Era una manzana grande, roja, brillaba como si la hubieran pulido con cera y no tenía por qué estar allí. Ana Luna tuvo un momento de desconcierto y por poco su maleta vuelve a desaparecer llevada por la línea transportadora. Hizo un esfuerzo para recordar dónde estaba y qué hacía. Respecto al lugar, era fácil: el aeropuerto de la Ciudad de México, el viejo o el nuevo, le daba lo mismo. En cuanto al motivo, ahí es donde se complicaba el asunto, pues regresaba de una década pasada en España —cuya nacionalidad poseía gracias a su madre—, en la que, más allá de etiquetas como “aprendizaje” y “experiencia”, había fracasado como arquitecta, teniendo que volver a su país natal».
Estamos ante una obra que supone un canto de la estética de la literatura que nos permite enfocar la mirada hacia el interior y apretar el interruptor para hacernos las preguntas relevantes, usando como palanca un cuento bellísimo que funciona, como todas las obras imperecederas, como una novela de aventuras. Una emocionante balada, sin duda.
Álvaro Sánchez Ortiz (Ciudad de México, 1977) es licenciado en Letras Hispánicas y también en Filosofía, egresado con mención honorífica, en ambos casos, de la UNAM. También ha cursado el diplomado de Escritura Creativa de la SOGEM y el diplomado en Escritura Creativa y Crítica Literaria de la UNAM. Es autor de Telúrico (2018), libro ganador del Primer Concurso de Ediciones Digitales Punto de Partida, en la categoría de cuento.
Resulta muy grata lectura de La Balada de Ana Luna y Manzanita de Álvaro Sánchez Ortiz. Como el título sugiere ofrece una historia de amores y desamores juveniles en el que los protagonistas nos conducen por los caminos de su descubrimiento interior, y su encuentro final. Entramos de lleno al Instituto Horizontes con su director, sus maestros, sus alumnos todo aquello que disfrutamos y sufrimos en nuestro paso por la escuela, sin caer en clichés, ni estereotipos, mediante un relato ágil y fresco y en momentos profundo.
La riqueza narrativa del autor se hace patente a lo largo de la historia: diálogos espontáneos, Manifiestos de Pensamiento, Meditaciones Deportivas, una Carta Póstuma en labios de su autor, pequeñas Rimas Populares y una Prosa que por su lirismo, podríamos llamar Poética, que nos recuerda a Darío y a Juan Ramón Jiménez.
Caligrama, el nombre perfecto para una Editorial, pues se refiere a la Belleza de la letra, lo escrito, nos ofrece una novela original y alentadora en momentos difíciles para el mundo.
Después de leer la novela BALADA DE ANA LUNA Y MANZANITA puedo comentar lo siguiente, creo que es muy afortunado el título, así como los de cada capítulo. En cuanto a los personajes, amas a los buenos y deseas que parta un rayo a los malos, como ésto no ocurre, siempre te queda la seguridad. en estos casos, de que tarde o temprano arderán en los infiernos. Al Padre Ramón lo admiras desde que te lo presentan y podrías canonizarlo, si tuvieras la facultad; deseando que estos líderes morales en la actualidad, no sean sólo personajes de los libros. La descripción de los lugares es como los conoces, sin más. Y en cuanto al tema central del AMOR, aunque es anterior al mismísimo Matusalen, porque todos suponemos que él mismo llegó a este mundo por un acto de amor, también podemos atestiguar que el amor nace y renace cada vez que una pareja lo encuentra. No dejas de reír con las puntadas chuscas, ni de sorprenderte con las salidas inesperadas, ni de preguntarte a que obedece la descripción física un tanto desangelada del Manzana, así como su absurdo método de enamorar a Luna.
Todo lo anterior es causa de que tú como lector, desees leer y leer hasta llegar al punto final de la última hoja del libro.
Yo te felicito, te auguro y deseo un gran éxito con tus próximas novelas.
Excelente reseña describe e intriga sobre la novela «La balada de Ana Luna y Manzanita», la cual me anime a leer y la recomiendo muchísimo. es una narración fresca y diferente en todo lo que ya he leído. Me encantaron los personajes sobre todo el de Manzanita, un romance real mágico al mismo tiempo.
Esta novela me gusto por sus protagonistas y la manera en que está escrita.
En México hacen falta novelas que retraten nuestros personajes actuales y su mundo interior
La Balada de Ana Luna y Manzanita recibe al lector con un titulo intrigante y lo engancha con interesantes historias de personajes que se sienten tan cercanos y conocidos —que seguramente el lector identificará en alguno de ellos algo de si mismo, o de algún conocido.
La historia principal es un romance, pero no un romance pop piñata, predecible y vacío, sino un romance sincero, que remiten al lector a sus años en la prepa, para luego transportarlo al presente. Los elementos de la historia son auténticos y las dos líneas de tiempo simultaneas te atrapan y te hacen querer devorarte el libro de una sentada. Finalmente, en las páginas de esta novela encontrarás un par de historias alternas, tan interesantes como la principal, en las cuales encontrarás elementos tan familiares que te identificarás con uno de ellos.
El estilo de la lectura es muy agradable, con una narración sencilla, afable y a la vez rica en vocabulario, no solo en palabras domingueras, sino en los tan usados pochismos (dígase coloquialmente, anglicismos) y una que otra palabrota… tal como si la historia la contara tu querido tío mayor, que es culto y sincero, pero de repente grosero.
Este es, sin duda, una novela romántica diferente, que probablemente devorarás en unas tres o cuatro noches, y que sin duda te hará pasar un grato momento quizá de recuerdos, quizá de nostalgia, quizá de romance.