FERRANDIZ, EL MATAMUJERES – CRUZ MORCILLO

NUESTRA OPINIÓN …

Ferrandiz, el matamujeres, de Cruz Morcillo, es el décimo sexto libro de la colección Sin ficción que nos trae, menos a menudo de lo que gustaría, doculibros de la mano de prestigiosos investigadores y apoyados en conversaciones, sentencias y en muchos casos su propia presencia en los casos que tratan.

En este caso, Cruz Morcillo nos trae el caso de Ferrandiz, un asesino en serie que trajo el terror a la zona de Castellón y de cabeza a varios Cuerpos de Seguridad del Estado entre los años 1995 y 1998. Ferrandiz, ya había sido condenado y había entrado en la cárcel por violación en 1993 pero, después de conseguir la libertad condicional (y ante la férrea defensa de familia y amigos de una condena injusta) perpetró entre 1995 y 1996 cinco asesinatos más en la sombra y dos intentos frustrados, sin que nadie sospechara lo más mínimo de él. Un hombre con un trabajo, un grupo de amigos y varias parejas a lo largo de los años, un hombre con una vida normal que fue capaz de camuflar esos crímenes durante años.

En 1995 desaparece Sonia Rubio que no es encontrada hasta varios meses después. Sin embargo, a pesar de tener el cuerpo, la policía estuvo tres años más hasta poder dar con las pistas y las pruebas que condenaran a Ferrandiz por su asesinato. Es de destacar, y se refleja muy bien en el libro, el trabajo de perseverancia que juez, fiscal, policía y el recién creado equipo de la UCO realizó en este caso en el que con muy pocas pistas se logró llegar hasta Ferrandiz y condenarlo no sólo por ese asesinato sino por todos los demás. Asesinatos que no parecían tener una conexión entre ellos, de hecho, por tres de ellos hubo otra persona condenada y encarcelada erróneamente durante años.

Durante meses, los equipos estuvieron tras la pista de Ferrandiz pero no había pruebas sólidas para poder detenerle. Horas de seguimientos, equipos dedicados al caso, la elaboración de un perfil psicológico (uno de los primeros casos en los que se usó esta técnica) y un poco de suerte, fueron fundamentales para que Ferrandiz finalmente fuera condenado a 69 años de prisión a pesar de que solo cumplió 25 años, la máxima pena en ese momento. 

En el libro se detalla una instrucción del caso perfecta, se recogen los testimonios de un montón de personas que participaron en el proceso, que se implicaron personalmente día y noche para que no quedara un cabo suelto y Ferrandiz cumpliera la condena que merecía o al menos la máxima permitida.

Es interesante también todo lo que nos presenta la autora en cuanto al perfil psicológico de Ferrandiz. Un hombre al que siempre se ha clasificado de psicópata, diagnosticado mediante varios test y que cumple varios de los rasgos de éstos: manipulador, con la capacidad de insertarse en la sociedad, preso modélico que no da ningún problema, educado, cumple todas las normas y sin sentimiento de culpa por ninguna de las víctimas que deja a su paso. Sin embargo, este libro va mucho más allá, ya que recoge el testimonio de Ferrandiz en varias ocasiones, tanto en sus conversaciones de las detenciones como, la más interesante, con fragmentos de un estudio en el que participó cuando aun le quedaban varios años para salir de la cárcel sobre el perfil de asesinos y que nos permite entrever un carácter en el que yo personalmente sigo reflexionando si es un perfecto actor o si por el contrario realmente es una persona que busca finalmente «ser normal» como él mismo dice y que achaca sus comportamientos a un perfil psicopático que no han sabido ayudarle a tratar.

Ferrandiz ha pasado por tres cárceles y ha compartido tiempo y lugar con otros asesinos tan conocidos como Bretón, el asesino de baraja o Patrick, el asesino de Pioz, lo que a mí personalmente me siembra también la duda de si las relaciones entre presos tan crueles puede facilitar su rehabilitación y posterior reinserción en la sociedad. En cualquier caso, es importante la denuncia del propio Ferrandiz que se refleja en el libro sobre los tratamientos psicológicos que ha recibido en estos años, la poca inversión que hay en ellos y que, aunque podemos pensar que es dinero invertido en gente que ha hecho el mal en la sociedad, también debemos pensar que antes o después, todas esas personas van a acabar de nuevo en la calle y que una buena terapia puede ayudar a evitar situaciones de peligro en el futuro.

Por último, el libro nos deja una importante e interesante reflexión sobre la responsabilidad del estado con las víctimas en este caso. A varias de las víctimas las asesinó cuando se encontraba en libertad condicional cuando estaba preso por una violación anterior y, aunque el fiscal pidió la responsabilidad civil del Estado, el juez la rechazó. Yo personalmente, nunca me había parado a pensar en este punto pero, me ha parecido muy interesante nombrarlo y hacernos reflexionar sobre qué medidas de seguimiento se llevan a cabo cuando se conceden ciertas libertades, cuando parece que el pánico solo cunde cuando se da a los presos la libertad total mientras que mucho antes ya han podido perpetrar otras barbaridades pasando desapercibidos.

Creo que Cruz Morcillo ha hecho una maravillosa labor de documentación y ha sabido plasmarla en este libro de manera ordenada, clara y amena para que lo podamos leer como si de una novela se tratase, a la vez que nos deja varias reflexiones como las ya mencionadas acerca de la responsabilidad y también de la losa que queda en esas familias que han sido destrozadas de por vida y a las que nadie ofrece ayuda ya que quedan olvidadas después del momento foco mediático del caso.

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