Entrevista a Miriam Salinas

BR Comunicación, marzo 2025

Con motivo de la publicación del libro Atrévete a comerte la vida queremos ofreceros la entrevista a Miriam Salinas.

En tu libro, nos hablas de la figura materna. ¿Podrías explicar brevemente en qué consiste y cómo afecta a nuestro presente? ¿Afecta solamente a nuestros hábitos alimentarios?
La relación con nuestra madre es fundamental y nos afecta a lo largo de toda la vida, no solo en nuestros hábitos alimentarios. Desde la infancia, necesitamos a nuestra madre para sobrevivir, y esta necesidad moldea nuestra forma de ser y de relacionarnos con el mundo.

Muchas mujeres llegan a la maternidad con heridas emocionales no resueltas de su propia infancia, lo que puede llevarlas a perpetuar patrones de carencia y dolor de generación en generación. Sin embargo, tenemos la capacidad de romper este ciclo y construir un futuro diferente.

La relación con nuestra madre influye en nuestra autoestima, en cómo nos percibimos a nosotras mismas, en nuestros hábitos alimentarios, en nuestras relaciones interpersonales e incluso en nuestro desarrollo profesional. Es crucial analizar si la relación que tuvimos y tenemos con nuestra madre es sana y nutritiva: ¿nos apoyó en nuestros juegos, pasiones, opiniones y gustos? ¿O nos criticó por ser demasiado grandes, comilonas, inquietas…? ¿Por preguntar o pensar diferente? ¿Nos puso etiquetas negativas? ¿Necesitaba que siempre hiciéramos lo que ella quería?

Una madre inmadura puede criticar y juzgar lo que no entiende, y una niña no siempre comprende que su madre puede estar lidiando con sus propios problemas emocionales. La niña solo siente que, si no es como su madre quiere, mamá se enoja. Si no come, mamá la mira mal o, si come mucho, también. Si no se viste como mamá quiere, esta la rechaza.

La relación con nuestra madre siempre nos afectará, incluso si ella no es una mala persona. Simplemente, hay personas que han sufrido mucho y esto puede afectar la forma en que se relacionan con sus hijos. Esto no justifica ningún tipo de maltrato o negligencia, pero nos permite comprender su historia y tomar decisiones diferentes para nosotras mismas y nuestros hijos.

¿Consideras que tu libro está dirigido únicamente a personas con trastornos de la conducta alimentaria? ¿Cómo puede alguien de fuera de este colectivo beneficiarse de su lectura?

Este libro está dirigido a cualquier persona que tenga un TCA, una mala relación con la comida o simplemente quiera utilizar esta relación como una herramienta para comprender qué está necesitando en su vida y no se está dando.

El objetivo principal es transformar la relación con la comida en un camino de autodescubrimiento. Quiero que mis lectores usen la comida como una herramienta para entenderse mejor y saber qué necesitan en sus vidas. Aunque el libro se centra en la prevención de los trastornos de la conducta alimentaria, su contenido puede ser útil para cualquier persona que desee mejorar su relación con la comida, el cuerpo y la vida.

La comida nunca te hizo daño, no tiene ningún problema contigo ni con tu cuerpo, fue solo un refugio al que acudiste para no sentir o por no saber cómo afrontar la vida.

Háblanos de la escuela Atrévete a comerte la vida y de qué forma ha inspirado tu libro, que lleva el mismo nombre.

La escuela Atrévete a comerte la vida es un espacio físico y online donde se ofrece apoyo individual y grupal para sanar la relación con la comida, el cuerpo y la vida. El centro cuenta con un equipo multidisciplinar que trabaja para que podamos vivir libres de la presión estética que llevamos transgeneracionalmente las mujeres, que nos deja desnutridas y desvitalizadas, robándonos toda esa energía para ir con fuerza a la vida.

La escuela no solo está enfocada a la actividad terapéutica: también se ofrecen conferencias en colegios y clubs deportivos, enfocadas a la prevención los TCA, que nos permiten proporcionar a los niños referentes que se alejan del peso-centrismo y la gordofobia y apuestan por la inclusión de todo tipo de cuerpos y personas.

¿En qué crees que se diferencia tu discurso concienciador acerca de nuestra conducta alimentaria de los que podemos haber escuchado antes?

Más allá de todas las herramientas de psicoeducación que aporta, este libro se diferencia de otros discursos en la medida que crea un caldo de cultivo donde la culpa y la vergüenza que todas esas mujeres están viviendo puedan desaparecer o, al menos, disminuir a través de mi propio relato y el de toda la comunidad de la escuela Atrévete a comerte la vida.

El acto de comer es tan solo una manifestación de cómo nos relacionamos con la vida, y por ello nos sirve de excusa para poder cambiar patrones que no son funcionales y nos hacen entrar, sin darnos cuenta, en una alimentación y vida carcelaria. Una vez que conseguimos que las acompañadas se puedan sentir relajadas y libres de culpa, podemos acompañarlas y proporcionarles herramientas para modificar su forma de pensar, sentir y actuar respecto a la comida, sus cuerpos y, a fin, sus vidas.

Siguiendo esta lógica, el libro está dividido en dos partes: la primera es un «sincericidio» donde se muestra la “cara B” de una persona obsesionada con el cuerpo y la comida. La segunda parte ofrece herramientas y estrategias prácticas, como la gestión emocional, la identificación de necesidades y la reprogramación de creencias, que pueden ayudar a la lectora a desarrollar una relación más saludable con la comida y a mejorar su bienestar general.

¿Dirías que nuestra relación con la comida es algo lineal a lo largo de nuestra vida? ¿Debemos trabajarla siempre igual?

Nuestra relación con la comida no es lineal, sino que evoluciona a lo largo de la vida. Las experiencias, las emociones y las creencias que vamos adquiriendo influyen en nuestra forma de relacionarnos con los alimentos. La cultura de la dieta nos trata como si fuéramos robots, como si a todo el mundo comer 100 gramos de hidratos de carbono nos afectara igual o tuviéramos las mismas condiciones económicas, familiares, individuales o sociales.

Por tanto, el abordaje será diferente para todos y en cada fase de nuestra vida también irá mutando. Deberemos adaptarnos a las diferentes etapas de la vida y a las necesidades que van surgiendo, tanto emocionales como físicas o sociales. Por eso, este libro es una oportunidad para todo aquel que quiera usar su relación con la comida como camino de autodescubrimiento.

En tu libro, ¿Qué partes hay tanto de experiencia personal como profesional?

El libro combina mi experiencia personal con mi conocimiento académico y profesional como terapeuta especializada en la ansiedad por la comida y la alimentación desordenada.

En la primera parte, narro a corazón abierto mi propia historia de lucha contra los trastornos de la conducta alimentaria. Es un sincericidio que tiene un sentido muy claro: explicar la realidad detrás de un trastorno de conducta alimentaria, ver todas las capas de profundidad que hay en él, y que la persona que lo esté viviendo o quiera prevenirlo se pueda sentir menos bicho raro y entienda que, bajo esos síntomas, hay un trauma.

Posteriormente, en la segunda parte, nos ponemos manos a la obra con varios conceptos de psicoeducación y consejos prácticos enfocados a vivir libres de culpa y quitarle peso al peso.

Por último, ¿Qué práctica sencilla recomendarías a quienes quieran empezar a trabajar su relación con la comida?

Lo primero de todo: si la comida les ocupa mucho tiempo, si hay mucha «radio miseria» en sus cabezas, hablando de si comen mucho o poco o han hecho ejercicio o no… ya es motivo suficiente para pedir ayuda a un profesional. La prevención es básica en estos casos.

Dicho esto, un buen punto de partida es hacer detox de redes, conversaciones o personas que puedan ser detonantes de malestar con su cuerpo, comida y vida. A suvez, tener un pensamiento crítico con nuestro entorno y nuestro día a día es el primer paso para no infectarnos de contenido que nos haga sentir mal y no pertenezca a nuestra realidad.

Por último, como padres y educadores es muy importante, para prevenir y para sanarnos nosotros, revisar cómo nos hablamos a nosotros mismos y a los otros.

Preguntarnos a nosotros mismos: “¿Cómo hablamos de la comida?” Es necesario retirar la moralidad de nuestro discurso sobre la comida cuando hablamos con nuestros hijos. Es vital psicoeducarles y darles referentes de todo tipo, donde haya diversidad corporal y de formas de pensar, sentir y actuar.

Esperamos que hayáis disfrutado de esta entrevista a Miriam Salinas y os animéis a leer Atrévete a comerte la vida

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