La obra de Gino Rubert se hizo mundialmente conocida tras ser seleccionada para ilustrar las portadas de la célebre trilogía Millenium del escritor sueco Stieg Larsson. Su estilo se ha convertido desde entonces en icónico. Sí, quiero es su primer libro.
En Sí, quiero, Gino Rubert representa experiencias y emociones vinculadas a las relaciones sentimentales entre hombres y mujeres: los frágiles equilibrios entre los miembros de una pareja, sus conflictos y retóricas. Todo ello a través de las vicisitudes amorosas de su álter ego retratado en imágenes que mezclan el hiperrealismo de los rostros con el surrealismo de las escenas representadas.
Rubert es un artista polifacético cuya obra plástica acostumbra a combinar la pintura con distintos elementos de collage, como por ejemplo hologramas, trozos de tela o plástico, cabello natural o pequeños objetos. El trabajo de Rubert se caracteriza por la ironía, el sentido del humor y el erotismo. Interesado en las complejidades del mundo sentimental, explora el romance y las relaciones interpersonales que tienen lugar en la sociedad contemporánea, indagando en temas como el amor, el sexto y la pareja.
El primer libro del artista que le dio rostro a Lisbeth Salander
Cuando pensamos en la trilogía Millenium de Stieg Larsson, y en su personaje protagonista, Lisbeth Salander, a todos nos vienen a la cabeza las imágenes de sus portadas. La obra de su autor, Gino Rubert, pasó a ser conocida en todo el mundo; y su estilo, analizado y admirado.
Sí, quieroes el primer libro del artista que dio rostro a Lisbeth Salander. En él, aporta una visión desgarradora de las relaciones de pareja a través de su característico y reconocible estilo. El libro está poblado de animales con rostro, figuras infantiles con aspecto adulto, personajes que miran inquisitivamente al lector, rostros hiperrealistas en blanco y negro representados en escenarios surrealistas… El autor mezcla múltiples referentes visuales para describir la pasión amorosa.
Sí, quiero narra las diferentes relaciones sentimentales del autor con imágenes y pequeñas frases que les aportan sentido. Como él mismo ha explicado alguna vez, su interés está en «hacer imágenes que sugieran algo en vez de intentar explicar una historia”. Esta máxima es la que
adopta en su primer libro, en el que da rienda suelta a toda su imaginería visual.
Aun así, al final, unas páginas de texto explican brevemente la historia detrás de cada uno de los nueve capítulos que componen este libro. Allí, el autor desgrana el germen de su obsesión con la muerte, su primer amor, el nacimiento de su academia de arte, una relación que saltó por los aires entre sofás de Ikea, y otras relaciones pasionales, dulces e imposibles.
Un libro para disfrutar despacio, atendiendo a cada uno de los detalles que componen las imágenes de Gino Rubert. Tal vez, el lector se reconozca en más de una ocasión en esos ojos que le miran fijamente desde las páginas.
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