Universo de letras, marzo 2023
Retorno interior, el (necesario) ensayo que te acerca a Dios, una obra lúcida que sirve de palanca para sacar a relucir el «auténtico guerrero espiritual que todos llevamos dentro».
Quien sostenga que no corren buenos para la espiritualidad, probablemente cambie de opinión al conocer el más reciente alumbramiento de la siempre inquieta Editorial Universo de Letras, un sello volcado en identificar nuevos valores literarios. Retorno interior es un ensayo que te envuelve de una forma íntima y cálida, como lo hace el abrazo de un amigo genuino, y que te lleva de la mano para que te asomes a tu propio interior y seas capaz de identificar tu auténtica naturaleza.
El firmante de este regalo para todos los lectores de mente y alma abiertas responde por el nombre de Ricardo Giraldo Hernández, un intelectual al que habrá que seguir muy de cerca por lo prometedora que se presenta su carrera literaria. Su capacidad de conectar emocionalmente con sus lectores es algo que ha llamado poderosamente la atención de los críticos editoriales.
«Podemos ser el catalizador del cambio. Actúa como la persona que quieres ser y te convertirás en ella. Damos la bienvenida al nuevo camino con el comienzo de una nueva actitud, traduciendo impotencia y desesperación en fuerza y determinación. Cada paso que avanzo, cada puente que construyo, cada parada durante el viaje, puede ser el catalizador del cambio». Son las palabras retadoras —en el buen sentido— con las que arranca una obra que atesora la potencia de marcar una raya, un antes y un después, en la potencialmente enorme cantidad de lectores que, a buen seguro, seducirá y ayudará.
Y decimos «ayudar» porque es el verbo más indicado para describir la vocación de una obra que ha llegado para quedarse en el imaginario colectivo, gracias a la potencia de su mensaje, que marca el camino para el deseado reencuentro con «el Arquitecto de la Vida», que no es sino la peculiar manera con la que el autor nombra a Dios. En cuanto al valor de la amistad, el otro gran puntal del ensayo, la receta es bellísima: «Hacemos presencia. Lo enredamos con un abrazo en nuestro corazón y lo soltamos cuando ha recuperado la confianza y sus alas maltratadas y cansadas están listas para desplegarse y emprender el rumbo que marca ineludible su ruta hacia Dios».
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