Caligrama, junio 2020
Los sismos de un mexicano de Arturo García Cristia es un libro que habla de la gente sencilla que es capaz de sobreponerse y levantarse en contra de la corrupción política.
El autor dibuja en su novela unos personajes al borde del derrumbe que intentan mantenerse en pie en medio de la «cuarta transformación» en México.
La editorial Caligrama publica Los sismos de un mexicano. Con la pérdida del empleo, Jacinto se hunde en una profunda depresión. Un trabajo duradero y la jubiulación digna parecen convertirse en un espejismo. Pero tras el derrumbe de su apacible vida y de sus anhelos, el protagonista, es capaz de sobreponerse a «terremotos», «temblores» y «réplicas», y se enfrenta a las garras de la Agencia Fiscal y a los que aprovechan para sumir a los simpatizantes priistas, opuestos en ideología al Gobierno de López Obrador. Así el autor Arturo García Cristia se inspira en su historia personal, y escribe una autoficción en la que se apoya en el instinto de supervivencia.
El personaje principal de la trama se atreve a expresar opiniones, denunciar la corrupción e insistir en la mejora del marco legal. Las reivindicaciones políticas rodean la vida de gente sencilla con problemas y situaciones que motivan el testimonio, la lucha y la fe, y que se hacen notar como arma de cambio. «Son personas comunes, esforzándose cada día por hacer cosas extraordinarias en pro del ser humano, así como de sus sueños», explica el escritor.
«Las piezas de un derrumbe pueden servir para una grandiosa edificación», dice una frase del libro. La narración realista se vuelve un combustible emocional. Los lectores se identificarán con lo que se cuenta, «se enterarán de las vivencias del vertiginoso, sísmico y contradictorio interior de Jacinto y del amor de su familia como catalizador determinante. Si acaso el lector logra motivarse y generar juicio propio, el libro habrá cumplido su misión».
Arturo García Cristia Nació en Coatzacoalcos (Veracruz), en 1971. Mexiquense, tezoyuquense y creyente, como fórmula que todo lo vence. Exfuncionario, cunicultor, abarrotero, y gestor social permanente. Oveja perdida. Escritor principiante. Aspirante a bienaventurado.
No es muy de mí estilo pero tampoco pinta mal.
Besos.