NUESTRA OPINIÓN …
Tenía muchas ganas de volver a leer a Alicia Giménez Barlett, y todavía más una novela de trama policiaca por las que es tan conocida y tan diferentes a Donde nadie te encuentre, novela con la que llegué a esta escritora y tanto me gustó. Por eso cuando me crucé con La presidenta, no me lo pensé un momento.
La novela empieza cuando la Presidenta de la Generalitat de Valencia aparece muerta en la habitación de su hotel en Madrid. Empiezan a correr rumores y la situación empieza a ser complicada para el partido en el poder y para las altas esferas, por lo que lo más conveniente es tratar de alejar lo antes posible la sospecha de que pueda haberse producido un asesinato y al tiempo que intentar dilatar las investigaciones lo máximo posible y que éstas lleguen a punto muerto.
De este modo, se pone en marcha la maquinaria para lograr los objetivos, y que mejor que trasladar el caso de Madrid a Valencia y encomendarlo a dos inspectoras novatas, las hermanas Miralles, muy peculiares y diferentes entre sí. Con lo que no cuentan los superiores de las inspectoras es con los quebraderos de cabeza que les va a producir y su obstinación por sacar adelante la investigación aunque tengan que ser un tanto «laxas» e irregulares con los procedimientos.
En las primeras páginas de la novela la autora ya nos advierte que algunos elementos de la misma se inspiran en la realidad, y es verdad que nada más comenzar la lectura será imposible que el lector no saque cierto paralelismo con los hechos acaecidos hace unos años de nuestra crónica política, más o menos reciente.
La presidenta es una novela entretenida, con una trama política turbia, de fondo, y una buena dosis de crítica a la corrupción, de capítulos cortos, que se lee con facilidad, está bien escrita, y en la que encontraremos algún toque de humor, aunque la forma en que está narrada no ha terminado de convencerme, y que en ningún momento ha sido la novela que me esperaba, quizás tenía las expectativas un tanto altas.
En cuanto a los personajes, no he logrado conectar en ningún momento con las hermanas Miralles, inspectoras encargadas de la investigación, que, aparte del tesón por sacar adelante un caso en el que no encuentran ningún apoyo, sino más de un «palo en la rueda», e ir dando palos de ciego hasta que encuentran un mínimo hilo de donde tirar, son unos personajes que no me han convencido, y cuyas continuas y recurrentes peleas me resultaban un tanto repetitivas, que no aportaban nada y rompían un tanto el ritmo de la novela.
La presidenta, como he dicho, no ha sido la novela que imaginaba, esperaba encontrar más en ella, me ha resultado un tanto simplona, con una rama que comienza bien pero poco a poco va perdiendo fuelle y con unas protagonistas que, como he comentado, no he terminado de comprender, y no he conseguido empatizar con ellas.
Está claro que no he acertado con la elección, o quizás tampoco era el momento adecuado para esta lectura, así que tendré que buscar entre esas otras novelas policiacas de la autora, con las que tanto éxito tuvo, y darle una nueva oportunidad, porque habiendo leído otra de sus obras, no me resigno a quedarme con la opinión que me ha producido esta novela.
No siempre acertamos, hasta los autores que generalmente nos gustan pueden dejarnos mal sabor de boca a veces,
Besos.