Caligrama, junio 2022
La piel del mundo, el libro que te muestra que formamos un único cuerpo (sí, como suena). Roberto Vargas Arreola, el psicoanalista más famoso de todo México, publica una obra luminosa, que plantea una reflexión sobre la posibilidad de pensarnos en un universo más amplio, en el que podamos albergar y ser hospitalarios con el otro
Echar un vistazo al impresionante currículum de Roberto Vargas Arreola puede suponer dedicarle más tiempo de lo que podríamos prever. Hagamos un rápido repaso a un somero resumen y traten de no perder el resuello: Doctor en Psicoanálisis con área de especialización en pareja y familia por la Universidad Intercontinental, docente de licenciatura y posgrado en programas de Psicoterapia y Psicoanálisis, presidente de la Asociación Mexicana de Psicoterapia, Investigación y Comunicación (AMPIC), director de Dasein: Espacio de Psicoterapia, miembro del Consejo Mexicano de Psicoanálisis y Psicoterapia A. C. y autor del instrumento clínico PRAD: Perfil Relacional para Adolescentes. Podemos asegurar que hemos atendido solo a una parte. Queda claro, pues, que es un autor que sabe perfectamente de lo que habla.
De la mano de Editorial Caligrama nos llega ahora su nueva obra, un libro realmente luminoso, titulado La piel del mundo. En él nos propone un ejercicio de sano vértigo intelectual: pensarnos a nosotros mismos en un universo más amplio, donde podamos albergar y ser hospitalarios con el otro. Estamos ante un bello homenaje a la otredad.
En sus propias palabras: «¿Qué ha cambiado y qué demanda colegir con nuestra contemporaneidad? El mundo de la experiencia se ha volcado sobre la instantaneidad y el impacto que deja en la deflación de la memoria. Si no hay representación del mundo, ¿seguiremos hablando de la experiencia de subjetivación? Esta pregunta ya no puede ser respondida desde las convenciones hegemónicas del psicoanálisis».
Esta argumentación nos lleva forzosamente a un nuevo y revolucionario planteamiento. Al final del recorrido que nos brinda Roberto Vargas Arreola, habremos comprendido el valor de vivir en un mundo incluyente y donde somos un solo cuerpo; es decir, somos responsables en el cuidado de sí y del otro. Este hallazgo intelectual se logra, además, desde la amenidad. No estamos ante un manual abstruso y forzadamente erudito, sino ante un libro que despliega sus alas con sencillez. Realmente es una obra lúcida, que ayuda a evolucionar en consciencia. Lo que no es poca cosa.
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