Espasa, febrero 2022
La casa de las desamparadas de Cristina Enríquez de Salamanca, un contundente alegato feminista, sin estridencias.
Valencia 1854: Casta More, la esposa de un diputado nacional, cacique de Almería, es encerrada por su esposo en la Casa de las Desamparadas de Valencia, dirigida por la
singular Madre Micaela, una mujer de alta cuna decidida a sacar de la calle a las mujeres de mal vivir, enseñándoles un oficio. Nadie, ni siquiera la propia Casta, sabe
qué motivos ha tenido realmente su marido para enviarla allí.
A través de la narración de la vida en la casa, de la correspondencia de la protagonista con Carolina Coronado y del folletín por entregas “Azucena” que Casta escribe y
publica, el lector irá descubriendo su tragedia personal y de esta lectura emergerá una visión tan descarnada como intensa, de la (efectivamente desamparada) condición
femenina de la época.
La Casa de las Desamparadas introduce al lector en un mundo tan fascinante como desconocido, el de las mujeres amantes de las letras “las literatas” del XIX, con personajes apabullantes, novelescos e históricos (como Carolina Coronado, que desempeña un papel en esta novela). Realiza una reflexión muy pertinente sobre la situación femenina de la
época, en la que las mujeres de toda condición vivían casi sin excepción sometidas al sexo masculino.
La novela destaca sobre todo por su fuerza, su tono descarnado, la ambientación, los personajes arrebatadores, las imágenes poderosas, la descripción de los miedos y anhelos más profundos de unas mujeres que, aún conminadas secularmente al silencio, encontraron una poderosa vía de expresión en la literatura gracias al desarrollo de la prensa y de la industria editorial en el siglo XIX, y a una nueva formulación de la feminidad por la cultura burguesa, que reclamó la participación de las mujeres en la esfera
pública de las letras para promover el modelo del ángel del hogar… Es un texto a flor de piel, que recurre a los géneros narrativos del XIX, entre los que destaca el folletín «Azucena», cuya ambigüedad moral, sin embargo, contrasta con la rigurosidad y el tono paternalista de las populares publicaciones decimonónicas.
Recurre a una mezcla de lenguajes muy seductora que nos introduce en un mundo de mujeres amantes de las letras, en una atmósfera asfixiante muy de La Casa de Bernarda Alba y con un final a lo Muerte en Venecia muy logrado. Por el desamparo tremendo que refleja de las mujeres (una llamada feminista profunda y convincente), por la gran coherencia, consistencia y sutileza de la historia que presenta y por su prosa exquisita y sensible es una novela que no hay que dejar pasar.
Cristina Enríquez de Salamanca es licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid (1975) y doctora en Literatura Española por la Universidad de Minnesota, Minneapolis (1992). Vivió seis años en los Estados Unidos donde trabajó desde lavando platos en un restaurante kosher hasta siendo profesora de literatura española en la Universidad de Yale.
En 1996 se instala en Barcelona donde enseña español para extranjeros en diversos centros y se traslada en 2013 a Madrid. Centrada en las escritoras y la cultura del siglo XIX en España, publica artículos de investigación y junto a otras investigadoras, edita dos libros, uno sobre escritoras catalanas, gallegas y vascas y otro sobre el trasfondo cultural de la sociedad del siglo XIX. La Casa de las Desamparadas es su primera obra de ficción.
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