Caligrama, abril 2023
¿Puede ser un botijo la mejor metáfora para explicar la vida? Entre caminos, del intelectual vasco Vidarte González. tiene la respuesta.
Por si alguien ha olvidado qué es un botijo, no está de más echar mano del diccionario de la Real Academia de la Lengua. Dice lo siguiente: «Vasija de barro poroso que se usa para refrescar el agua, de vientre abultado, con asa en la parte superior, a uno de los lados boca para llenarlo de agua, y al opuesto un pitorro para beber». No parece el mejor utensilio para vehicular una poderosa narración, esculpida con mirada larga y con ánimo de servir de foco para que sus lectores comprendan cómo funciona el acervo común que hermana a todos los seres humanos. Sin embargo, lo es.
Rafael Vidarte González, un incansable viajero y fino analista de la realidad, nos propone en esta antología de relatos todo un festín literario que atesora la capacidad de marcar una raya, un antes y un después, en las vidas de sus afortunados lectores. El autor demuestra con Entre Caminos atesorar una mano de escritor experto, en el momento creativo más dulce de su carrera. Su nueva obra es un incontestable prodigio que es capaz de llevar al lector de la mano para colocar en un mirador desde el que aprecie una vista cenital para identificar en qué consiste el milagro diario que hemos dado en llamar vida.
El planteamiento no es enrevesado. No lo necesita: varios personajes, relacionados entre sí, narran experiencias decisivas —a veces mortalmente peligrosas— en los episodios de este compendio. Será el destino, lo azaroso, las decisiones mal medidas y los errores de los que convendría aprender los que tejerán una maravillosa maraña que logrará que los miedos y disyuntivas de los personajes —magníficamente cincelados— resuenen en nuestras mentes y nos recuerden que, más allá de la ficción y de la realidad, las experiencias significativas de las personas son esencialmente las mismas. Estamos ante un canto a la templanza y la humildad.
¿Y este hallazgo narrativo se puede enhebrar a través de un simple botijo? Sí, se puede. Echemos un vistazo al interior de sus páginas para paladear, sin destripar, algo de la potencia de su prosa y la finura de su mensaje: «El grupo de observadores pide, por turnos, los binoculares a la aristocrática señora para comprobar la extraña ocurrencia. Efectivamente, quienes enfocan el destellante objeto, mecido por las olas en rápida sucesión, pueden comprobar que se trata de un botijo al uso tradicional, con sus dos pitorros: uno para la entrada de aire, por donde se llena, y el otro de salida, por el que mana el fresco y elemental líquido. Los más jóvenes del grupo no han visto nunca uno de esos recipientes, aunque alguno de ellos ha escuchado su descripción a algún miembro de cierta edad en la familia».
Rafael Vidarte González (Bilbao, 1956). Convencido viajero desde su juventud, ha visitado y residido en varios países, en los que hizo acopio de abundante material e inspiración para la escritura. Licenciado en Psicología por la Universidad de Granada, ha ejercido esta profesión en los ámbitos clínico y social durante varios años, así como la enseñanza del inglés en diversos periodos. Su primera obra, El ocaso de Santiago Laporte, fue finalista del Premio de Novela Fernando Lara 2006. También es autor de Telaraña, una obra de ficción ambientada en la Granada actual, así como del guion cinematográfico homónimo.
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