NUESTRA OPINIÓN …
Hubo varios veranos en que la elección de las primeras novelas de autores hasta entonces desconocidos, y hoy de renombre, llevó a que éstos se convirtieran en imprescindibles en mis lecturas. Uno de ellos fue Toni Hill con El verano de los juguetes muertos que con su Inspector Salgado consiguió que me enganchara a su trilogía y a que después no dejase de leer ninguno de sus libros. El último verdugo no ha sido una excepción y os aseguro que ha contribuido a que haya iniciado 2024 con una muy buena racha lectora.
Aparecen en Barcelona una serie de cadáveres que tienen en común una extraña marca en la nuca y un mensaje que dice «alguien tiene que hacerlo».
La policía acude a Lena Mayoral, una reputada criminóloga experta en psicología aplicada al crimen, con estudios y varios libros en su haber, para que trace un perfil psicológico del asesino y tratar de averiguar que hay en su mente para poder dar con él. Un criminal que no les está poniendo las cosas nada fáciles y que está ajusticiando a sus víctimas con un método utilizado por los verdugos para dar cumplimiento a la pena de muerte en el pasado.
Tampoco para Lena está resultando un trabajo sencillo. Además de que al equipo con el que trabaja no parece caerle muy bien y sus integrantes no parecen estar por la labor de ser muy colaborativos, por lo menos en un principio, se une la falta de indicios, los pocos puntos en común de unas víctimas con unas vidas que, por lo menos en apariencia, no merecen ningún castigo, y a que la única conclusión a la que logran llegar es que hay un asesino en serie que comete un crimen por estación del año. Ese es el único punto de partida para intentar coger a tan macabro asesino.
El último verdugo, es quizás el thriller más oscuro de Toni Hill, y en él nos sumerge en una historia que se desarrolla en Barcelona, con una trama principal en la que conocemos a Thomas Bronte, un auténtico psicópata. Un dandy muy inteligente dispuesto a impartir justicia por su cuenta. Un hombre con un impulso homicida, al que intenta dar salida y una justificación mediante una «labor justiciera», ya que busca en sus víctimas una motivación que las haga merecedoras de un ajusticiamiento.
Saber quién es el asesino desde las primera páginas de la novela no es inconveniente para disfrutar de ella, ni le resta intriga, ya que el lector querrá ir descubriendo cómo el asesino ha llegado al punto en el que se encuentra y el porqué, así como la manera en la que los investigadores intentan descubrirle y llegar hasta él. Pero es que, además, nos vamos a encontrar una serie de subtramas alrededor de la principal, cada una ellas con su propio misterio.
El último verdugo es una novela en la que el autor alterna la primera y tercera persona en su narración, con un ritmo muy ágil, en la que el lector va por delante de la investigación en todo momento sin restarle intensidad ni intriga a una historia con unos personajes solventes y bien construidos, y unas subtramas muy bien urdidas, que con sus giros insospechados y alguna que otra sorpresa nos mantendrán pegados a sus páginas. Una novela muy entretenida que sin dudarlo os recomiendo.
0 Comments