Universo de letras, junio 2023
El tiempo de los caballos blancos, la obra cumbre del escritor palestino Ibrahim Nasrallah se traduce al fin a español.
Editorial Universo de Letras coloca en el mercado una joya literaria, considerada como «La ilíada palestina», que nos llega magníficamente traducida por Moayad Sharab.
El escritor palestino (aunque nacido en un campo de refugiados en Jordania) Ibrahim Nasrallah es autor de novelas de tremendo éxito en el mundo árabe, que se han traducido a varias lenguas con el reconocimiento de la crítica. Ha llegado al fin la hora de que los lectores en español disfruten de El tiempo de los caballos blancos, una impresionante obra narrativa que pone su foco en la pequeña aldea de Al-Hadiya, un enclave campesino y ganadero que sufre los estertores finales del dominio turco, agitando la vida cotidiana de las pocas familias que allí residen.
Nos encontramos muy cerca de Jerusalén y el horizonte temporal abarca el colapso del dominio otomano, el mandato británico y la Nakba de 1948. La causa palestina, ay, esa espina clavada en el corazón de todo ser humano con un mínimo de sensibilidad, sobrevuela esta obra, edificada con mirada alta y con un aura de eternidad ganada gracias a una mano de escritor experto capaz de hacer vibrar la caja de resonancia sensorial que todos llevamos dentro. Nos encontramos ante una narración que únicamente se puede describir como un festín literario.
Tal y como hizo Juan Ramón Jiménez con su burro Platero, Ibrahim Nasrallah se consagra como un alquimista del relato al encumbrar la relación entre Jaled, el protagonista de la novela, y Hamama, su yegua blanca, que se convierte en símbolo de la lucha de todo un pueblo contra una tiranía que cambia de aspecto pero que, como sucede en El gatopardo, no se altera en lo esencial: el sometimiento permanece. Por muchas razones, nos encontramos ante una novelada lección de historia y un magnífico desentrañamiento la condición humana, que es capaz, casi al mismo tiempo, de ser generosa y un ejemplo de ruindad.
Sin abandonar el humor inteligente en medio de un tragedia —posiblemente, el mejor arma para combatirla— la historia se prolonga a lo largo de tres generaciones en una páginas selladas para la eternidad. El lector contemporáneo, y también los venideros, haría muy bien en no dejar escapar este tesoro. «No estoy luchando para vencer, sino para preservar lo que es legítimamente mío». No olvidemos estas palabras, por si en algún momento nos vemos obligados a ejecutarlas.
0 Comments