NUESTRA OPINIÓN …
Como sabéis somos grandes seguidoras de la colección Sin ficción dirigida por Marta Robles y, en esta ocasión, saber que contaban con Nacho Abad para publicar El superviviente, con la crónica del triple crimen de Burgos sucedido en 2004, fue una gran alegría ya que también seguimos a este periodista y autor desde hace ya mucho tiempo.
Para Nacho Abad no es su primer libro ya que ya lleva tres a sus espaldas (La verdad está equivocada, Sé que estás viva y El candidato), sin embargo, sí que es su primer escrito de no ficción y, como él mismo cuenta al inicio de este libro, le tuvieron que insistir varias veces para que se atreviera a formar parte de esta colección ya que considera que es mucho más complicado entretener al lector escribiendo una crónica periodística que hacerlo con un relato de ficción. Sin embargo, finalmente el autor dijo sí y gracias a ello tenemos aquí El superviviente.
Nacho Abad cuenta en El superviviente que escogió precisamente este caso porque está sin resolver además de haber tenido contacto directo con uno de los responsables de las investigaciones que se llevaron a cabo en su momento. Quería plantear al lector una historia en la que fuera conociendo los hechos a la par que los investigadores y que fuera el lector quién sacara sus propias conclusiones teniendo en cuenta que es un caso aún sin resolver del que se pueden hacer hipótesis pero del que no hay aún un asesino condenado. Nosotros, iremos conociendo las pruebas, los resultados de las mismas y los datos en orden cronológico, en la misma medida que los fueron conociendo los investigadores.
En El superviviente nos vamos a encontrar el caso del triple crimen de Burgos cometido en 2004. En él, una familia compuesta por el padre, la madre y uno de los hijos es asesinada a sangre fría durante la noche. La puerta no está forzada, no hay indicios de que sea un robo y no hay una sola pista que indique quién ha podido ser el culpable del asesinato de esta familia sin aparentes enemigos, deudas o problemas. El único superviviente es el hijo mayor de la familia ya que no se encontraba en la casa sino en el colegio en el que se encontraba interno.
A partir de este hecho, Nacho Abad nos va describiendo con detalle pero solo aportando los datos que al lector pueden interesar, sin detenerse en tecnicismos, formalismos o grandes descripciones, todo lo sucedido desde la noche del crimen, desde la propia escena, los primeros sospechosos, las diferentes hipótesis (fallidas o no), pruebas, conclusiones y todas las detenciones que se hicieron entorno a este caso, con más o menos acierto.
Además, este caso es interesante, y yo lo desconocía por completo, porque se mezcla con un caso que ocurre casi diez años después cuando una mujer es atropellada de manera violenta y no casual por un vecino que ya estaba en el punto de mira por el triple crimen de Burgos. Gracias a este nuevo caso, se pudieron obtener nuevas pruebas relacionadas con el anterior.
Me ha gustado mucho y creo que es un acierto la manera en la que está planteado el libro. Imagino que el autor ha tenido que hacer una gran recopilación de documentación entre grabaciones de los juicios, documentación de los casos, conversaciones con los testigos y Nacho Abad lo convierte en una crónica totalmente atractiva para el lector ya que en muchos casos nos encontramos los diálogos entre los protagonistas de la historia, en otros los propios informes de la policía con los detalles de sus conclusiones y en otras ocasiones es el propio Nacho Abad quien «charla» con el lector haciéndole incisos, apuntes o simplemente haciendo hincapié en algunos datos que va a rescatar más adelante para que el lector sea quién saque sus propias conclusiones.
Como comentaba al principio, el triple crimen de Burgos está aun sin resolver y aunque después de leer el libro todo el mundo puede tener un culpable en la cabeza, al igual que seguramente lo tienen la mayoría de las personas que han participado en la investigación, como siempre, no se trata de tener una hipótesis sino de poder demostrarla y es en este punto donde los investigadores siguen aun trabajando y luchando para que este caso que podría prescribir en 2024, no lo haga gracias a encontrar nuevos indicios que hagan avanzar algún punto. En cualquier caso, en esta historia, sigue habiendo objetos perdidos, declaraciones contradictorias e incluso parte de los afectados por este crimen no se ponen de acuerdo a la hora de señalar un culpable.
De momento, para la sentencia, habrá que seguir esperando, mientras, os animo a que os hagáis con esta crónica maravillosamente escrita, detallada, curiosa y que conozcáis de primera mano los detalles de una investigación en la que queda claro que la policía se dejo la piel literalmente.
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