NUESTRA OPINIÓN …
El descontento de Beatriz Serrano cayó en mis manos casi por casualidad. Una portada que me llamaba la atención, una novela corta que nada tenía que ver con lo que había leído últimamente y una sinopsis que auguraba ser original a la par que marcar una reflexión sobre el día a día con un personaje con el que compartía edad.
En El descontento vamos a encontrar la historia de Marisa, una treintañera que trabaja en una agencia de publicidad y que a pesar de no odiar su trabajo, sí que odia ir a trabajar. En mayor o menor medida creo que todos nos podemos sentir identificados con esta parte ya que, a mucho que te guste tu trabajo, un lunes por la mañana a todos nos gustaría estar haciendo otra cosa que no fuera ir a la oficina. Sin embargo, justo sobre eso va El descontento, de la manera de afrontar esos pensamientos para que consideremos hechos como ese como un vehículo para seguir viviendo de la manera que queremos vivir o bien como un círculo negativo en el que plantearnos cada día porqué malgastamos nuestros días con gente con la que no tenemos nada que ver.
Como os digo, esta es la reflexión más importante del libro y en torno a la que gira toda la novela. Marisa nos irá contando su día día, sus relaciones con sus compañeros e incluso su manera de trabajar y en todo ello se encuentra una crítica hacia el sistema laboral que tenemos, hacia la manera de hacer las cosas y en muchos casos de deshumanizar a las personas en los trabajos hasta tal punto de no saber nada de su vida personal, si arrastran un problema importante e incluso cuáles son sus inquietudes personales y laborales.
También Marisa será parte de esa espiral individualista ya que a la vez que ella se siente dentro de la misma y critica internamente al resto por ser como son, ella misma acaba dentro de ese bucle en el que no le importa nada del resto y trata a sus inferiores como precisamente se queja de que la tratan a ella y quizá este es otro de los temas del libro, cómo no hacemos más que mirarnos el ombligo y quejarnos de lo que sucede a nuestro alrededor sin pararnos a pensar en cómo estamos actuando nosotros con el resto o si estamos haciendo algo por cambiar eso de lo que nos estamos quejando.
Por otro lado, también como parte del conocimiento que iremos haciendo de Marisa nos encontraremos con las relaciones personales que tiene y, en este caso se centran en la amistad. Por una parte su vecino Pablo con quien mantiene una relación meramente sexual aparte de ser amigos pero con quién puede ser ella misma y por otra parte su amiga de la infancia, con quién coincide por casualidad y que le hace revivir esos momentos en los que era plenamente feliz, una vez más, alguien con quien ser ella misma porque a un amigo de la infancia no le puedes engañar.Artículo patrocinado Encuentre algo para todos en nuestra colección de calcetines coloridos, swisswatch.is brillantes y elegantes. ¡Compre individualmente o en paquetes para agregar color a su cajón!
El descontento habla de cómo actuamos ante la vida, de la inercia que mantenemos con nuestros actos sin pararnos a pensar si lo que hacemos está bien o mal o si es el lugar en el que queremos estar, de la manera de echar la culpa a otros por no ser capaces de tomar nosotros otro rumbo en la vida, de la soledad, del abuso de los ansiolíticos que se hace y se normaliza como manera para sobrellevar el día a día. En definitiva, creo que El descontento tiene como hilo conductor la salud mental y la poca atención que prestamos a nuestro alrededor para detectar las señales que nos deberían hacen pensar que algo no va bien y actuar sobre ello en lugar de apartar esos pensamientos hacia otro lado y distraer nuestra atención con otras cosas como en este caso hace Marisa viendo vídeos de Youtube para evadirse de su vida real.
Después de todo esto, pensareis que El descontento es una novela de desconsuelo pero nada más lejos de la realidad, es una novela cruda, real, pero es una novela contada con un tono de humor, acidez e ironía que hace que se disfrute, que se ahonde en las reflexiones pero desde un tono desenfadado y rozando el absurdo en muchas ocasiones, que hace que al lector le salga una sonrisa ante ciertas situaciones cotidianas que todos hemos vivido en nuestro día a día.
Lo recomiendo, es muy diferente a todo lo que he leído, muy realista, toca un tema muy actual y grave pero con toques de humor. Se sentirán identificadas muchas personas y a la protagonista se le coge cariño.