Zoe Comunicación, diciembre 2023
Del sufrimiento a la esencia de Xano Rius, una guía para capacitar a los lectores en el desarrollo de habilidades y aptitudes de la Inteligencia Emocional Aplicada.
El abordaje de la salud mental se ha convertido en uno de los retos más importantes del Sistema Nacional de Salud.
Es en este contexto donde Xanos Rius, experto en inteligencia emocional y anterior ejecutivo de ventas de una gran multinacional, nos asegura que vivir una vida plena y en paz depende de la capacidad que tenemos de gestionar lo que pensamos y lo que sentimos. Y es que ya de pequeños, ya sea por el entorno y la educación que recibimos, aprendemos una serie de creencias que, con el paso de los años, pueden llegar a convertirse en verdades absolutas. Verdades que pueden convertirse en limitaciones hasta el punto de no dejarnos desplegar la esencia que somos. Todo ello puede llegar a tener consecuencias devastadoras en nuestra autoestima y también en la capacidad de construir relaciones saludables con los que nos rodean.
La Inteligencia Emocional Aplicada (IAE) es la herramienta que nos permite desarrollar la capacidad que todos tenemos para gestionar las emociones, tanto las propias como las de los otros, y hacerlo desde la responsabilidad y empatía. El objetivo, nos aclara Xanos Rius, consiste en romper con todo aquello que no nos deja crecer para poder ser más libres y más auténticos. También para tener una vida mejor y dejar ir las mochilas emocionales llenas de miedos y culpas, que tanto nos pesan.
Las emociones influyen directamente en nuestras decisiones y acciones, en nuestro comportamiento y en nuestra adaptación al entorno por lo que las personas deben identificar, comprender y gestionar sus emociones para mejorar su bienestar personal y desempeño profesional.
Una historia personal
Por las mañanas ejercía de comercial y por las tardes lloraba en las habitaciones de los hoteles, una imagen que tiene aún hoy en día muy presente de cuando viajaba solo y lo hacía para que nadie supiera lo mal que se sentía consigo mismo. Su soledad fue inmensa durante muchos años hasta que la vida, sabia, llenó a Xanos de la ansiedad más profunda que había conocido, llevándole a la máxima angustia y desesperación.
Caía en el suelo, sin oxígeno en el cerebro, movía las manos compulsivamente y se quedaba en posición fetal sin poder levantarse ni siquiera entender lo que le pasaba.
Quiso morir muchas veces durante esos años, para entonces ya casi tenía los cincuenta y reconoce que está vivo porque no tuvo la valentía para suicidarse pero también porque mantuvo un hilo de esperanza, con la ilusión de encontrar un día las respuestas. Y llegaron. Se aferró a un “clavo ardiendo” que jamás ya dejó y asegura que no dejará.
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