GeoPlaneta, septiembre 2020
Atlas de infortunios en el mar de Cyril Hofstein, un atlas que recoge toda la belleza y la tragedia del mar.
El fabuloso tesoro del capitán Kidd, el misterio de los cuadros perdidos de Catalina la Grande, la agonía del Sémillante…. Este particular “atlas” nos lleva de viaje por los mares y océanos del planeta a través de más de 30 historias de naufragios, grandes descubrimientos, misterios y desapariciones que aún intrigan a los marineros.
Los infortunios en el mar que se narran en este atlas nos llevan hasta horizontes donde la menor ráfaga de viento puede desencadenar una tormenta y hundir en el fondo del mar hasta las embarcaciones más fiables. Son historias curiosas y a veces muy desconocidas, desde las costas del Poniente hasta el océano Índico, naufragios, grandes descubrimientos, desapariciones o milagrosos rescates… que trazan un vasto y fascinante mapa del mar donde todo puede llegar
a ocurrir.
Para referirse a lances marítimos, las empresas armadoras y aseguradoras francesas hablan de fortunes de mer, literalmente «fortunas de mar». Aquí fortuna» no se refiere a ningún capital ni a ningún tesoro hundido, sino a un caso de fuerza mayor del derecho marítimo: a una realidad jurídica que define los riesgos inherentes a la navegación, desde un simple retraso a la pérdida de cuerpos y bienes.
Aquí, igual que cuando hablamos de aparejar una vela de fortuna tras la tempestad, la palabra «fortuna» conserva su sentido originario de «azar», de buena o mala suerte, de coyuntura feliz o aciaga: de momento incierto en el que cada minuto cuenta y en el que puedes irte a pique… o salvar esos arrecifes que creías en otra parte.
Naufragios, grandes descubrimientos, misterios, desapariciones en alta mar… Estos relatos de lances marítimos se han ido divulgando de puerto en puerto desde la Antigüedad hasta nuestros días. Adaptados, deformados, a veces traicionados, los más célebres, como el del holandés errante, forman parte del patrimonio marítimo. Muchos tuvieron gran repercusión, como el naufragio de La Belle ―fue la sentencia de muerte de la Norteamérica francesa―, o la
trágica pérdida del paquebote inglés Drummond Castle, que dio pie al balizamiento del estrecho de Fromveur, entre el archipiélago de Molène y la isla de Ouessant, al norte del mar de Iroise.
Reales o imaginarios, todos pertenecen a la leyenda negra de los mares: a esa larga y extraña historia que los marinos siguen contando en voz baja… sin que acabe de estar claro si debe uno creérsela o no.
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