Caligrama, octubre 2022
Amaban la libertad, la novela histórica que se le debía al Oskar Schlinder mexicano.
Editorial Caligrama lanza una soberbia obra que pone en valor el legado de Gilberto Bosques, el cónsul que armó la mayor emigración de refugiados de la historia a través del Atlántico.
Mencionar a Gilberto Bosques Saldívar (Chiautla de Tapia, Puebla; 20 de julio de 1892 – Ciudad de México; 4 de julio de 1995) en México es sinónimo, o debería, de ponerse de pie como señal de respeto. No en vano, se trata de una figura que hay que poner en valor y de la que esperaba que apareciera la obra literaria definitiva que le hiciera justo honor. La Editorial Caligrama ha recogido el guante y ha decidido poner en el mercado Amaban la libertad, una excelente novela histórica sobre un personaje memorable que, como cónsul de México en la Francia de Vichy, tramitó visas mexicanas para españoles republicanos que huían del franquismo a través de ese país.
Posteriormente, firmó otra proeza similar para perseguidos del nazismo, incluidos casi cuatrocientos judíos. No debe extrañar, por tanto, que su labor haya sido equiparada con la del empresario alemán Oskar Schindler, largamente recordado por haber salvado la vida de judíos durante el Holocausto. La firmante del libro que ahora sale a la luz es la mejor posible. ¿Por qué? «Gilberto Bosques había sido amigo de mis abuelos. Mi abuela Ana María lo recordaba bien y le había contado muchas cosas de Gilberto Bosques a mi padre. Interesada en el personaje, conseguí el documental Visa al paraíso de Lillian Liberman. Me impactó». Son palabras de la intelectual Alicia Oliver, una mujer con una enorme capacidad para contactar con el público lector.
Entremos en el meollo de la obra: la República española se desploma coincidiendo con la madurez de la política exterior mexicana, en cuyo epicentro se situaba Gilberto Bosques. No existe exageración alguna al señalar que el consulado mexicano en Marsella se convirtió en un faro de luz solidario en aquellos oscuros días de la persecución y los horrores de la Segunda Guerra Mundial. El cónsul mexicano estuvo a la altura de los acontecimientos y, entre presiones franquistas, de la Gestapo y de la Policía de Vichy, logró la mayor emigración de refugiados de la historia a través del Atlántico. Pagó su osadía con su libertad y la de su familia al ser apresado por los nazis.
La novela está magníficamente documentada, es todo un festín literario y sirve como puente entre la Vieja Europa en guerra y el entonces luminoso México, erigido como destino salvador. Así lo confirma Oliver: «La segunda parte de la novela se centra en la historia de México, principalmente en la Revolución mexicana, por ser el movimiento social en el que crecieron y se formaron el cónsul Gilberto Bosques y los embajadores mexicanos en Francia Narciso Bassols García y Luis I. Rodríguez, artífices del asilo de los refugiados españoles». No hay dudas: es la novela que se le debía a Gilberto Bosques.
Alicia Oliver (Puebla, México, 1947). Desde niña tuvo un gran afán por entender el mundo de su tiempo y la naturaleza. Siempre ha tenido interés por la historia. Estudió Física en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el doctorado en la Universidad Católica de Lovaina, en Bélgica. Desde 1976 es investigadora del Instituto de Física de la UNAM. Aparte de la investigación, una de sus pasiones es la enseñanza. Participó activamente en el movimiento estudiantil de 1968 en México. Recientemente, la violencia desatada en su país a causa del narcotráfico y la enorme corrupción reinante han servido de palanca para que Oliver haya escrito la novela sobre las actividades de Gilberto Bosques como cónsul general de México en Francia en el periodo de 1936-1942, con la intención de mostrar al mundo que México es más, mucho más, que la violencia y la corrupción.
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