NUESTRA OPINIÓN …

No había leído todavía nada de Elia Barceló y mi estreno con Las largas sombras no ha podido ser más acertado.

Rita está a punto de llegar a casa de Lena, habían quedado para cenar y charlar. Eran muchas las cosas de las que hablar después de tanto tiempo.

Al llegar a casa de Rita, a pesar de los años transcurridos, no puede olvidar el día que había ido a recoger a su amiga para salir y la encontró llena de sangre que le manaba de las muñecas cuando le abrió la puerta.Un mal presentimiento la asalta cuando sube las escalera. Es imposible que se vuelva a repetir la misma escena.

Las largas sombras es la historia de siete amigas que se reencuentran después de 33 años. Algunas de ellas, al seguir viviendo cerca, han mantenido contacto en mayor o en menor medida, pero la llegada de Rita a la que no han vuelto a ver desde que se marchó a Londres convirtiéndose en una cineasta de renombre y que ahora vuelve para vender la casa que ha heredado, hará que se remuevan muchas cosas que todas ellas habían intentado que quedaran sepultadas, aunque eran conscientes de que no era así, y que a la menor ocasión sabían volverían a la superficie. A lo largo de este tiempo todas ellas han cambiado, como lo han hecho sus nombres, pero aquello que pasó en el viaje de fin de curso y sobre lo que nunca han hablado y las dejó marcadas, sigue pesando sobre ellas como el primer día.

A través de dos hilos temporales separados por 33 años, uno de ellos transcurre en 1974 y el otro en 2007, Elia Barceló nos va sumergiendo en la vida de estas mujeres, los sueños que tenían, las ansias de libertad, la vida que estaban tocando casi con las manos cuando acabaran ese curso del 74 que daría paso a una vida distinta «de adultas» fuera de sus casas cuando estudiaran en la Universidad, en aquellos últimos años de la dictadura franquista, y su vida tantos años después que tan diferente ha sido a la que soñaron.

No nos será difícil trasladarnos junto a las protagonistas a aquellos años, aquella sociedad opresiva donde la libertad era solo un esbozo, y que la autora aprovecha para hacer una denuncia social sobre los abusos sexuales, la violencia doméstica, los tabús sexuales, abuso de menores en el entorno familiar, el aborto, las relaciones sexuales.

Como también nos adentraremos en su entorno, conoceremos cómo se fraguó la amistad de estas jóvenes aunque a simple vista pudiera parecer que no era mucho lo que tenían en común, cómo se enfrentaban a sus vidas tan alejadas a veces de lo que aparentaban, cómo era vivir en una localidad pequeña que las asfixiaba y de la que necesitaban salir. Sus miedos, sus inquietudes, cómo querían alejarse de la forma de vida de la generación anterior, los secretos que guardaban.

Me ha gustado la forma en que Elia Barceló analiza el perfil psicológico de estas siete amigas, cómo perfila al resto de los personajes que no tienen tanta importancia, la forma en que ha dado protagonismo a las mujeres en la novela siendo los personajes masculinos (que no salen muy bien parados todo hay que decirlo), aunque necesarios totalmente secundarios. Unos personajes todos ellos muy humanos, muy reales con los claroscuros de la condición humana.

Ha sido la primera novela que leo de Elia Barceló, pero no va a ser la última eso es seguro. He disfrutado con su prosa elegante y delicada, con la forma de ambientar la novela, con la forma de relatar, con una trama en la que introduce temas espinosos perfectamente contextualizados, manteniendo la intriga con una tensión constante, manteniendo al lector pegado a las páginas y con ese misterio que no se desvela hasta el final de una forma totalmente sorprendente e inesperada pero a la vez coherente.

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